Su archidiócesis de origen será el destino definitivo del pastor, después de su paso por Roma, Colombia, República Dominicana y Málaga
Raúl Berzosa permanecerá como obispo emérito y residirá en su territorio eclesiástico de origen, la Archidiócesis de Burgos. Así lo ha sabido ‘Vida Nueva’ de fuentes vaticanas, que confirman que, en principio, será su destino definitivo. Tan solo queda que la decisión adoptada por Roma se haga pública.
Eso sí, tanto desde la Santa Sede como desde la Conferencia Episcopal desmienten a esta revista que se hubiera puesto sobre la mesa la posibilidad de que Berzosa se pudiera convertir en obispo auxiliar y niegan que ningún pastor español solicitara que el que fuera obispo de Ciudad Rodrigo asumiera este cometido en su territorio eclesiástico, como se llegó a publicar.
Todavía no se ha concretado cual será su colaboración con la Archidiócesis, pero las mismas fuentes confirman que no asumirá tarea alguna de gobierno y de gestión. De la misma manera, queda por concretar cuál será su residencia, aunque lo más probable es que permanezca junto a su familia en la localidad de Aranda de Duero.
Con 67 años, Raúl Berzosa llega de nuevo a Burgos después de una experiencia pastoral reciente en Málaga, donde ha residido en las instalaciones de la Casa Diocesana y ha colaborado con la parroquia de la Divina Pastora de la ciudad andaluza.
Lo cierto es que, desde que en enero de 2019 el papa Francisco aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Ciudad Rodrigo, ha estado presente en diferentes realidades. Tras un primer tiempo de retiro monástico, durante seis meses vivió una experiencia de misión en Colombia. Desde septiembre de 2019 residió en Roma, al servicio del Dicasterio para los Obispos.
Fue en octubre de 2020 cuando se trasladó a la arquidiócesis de Santo Domingo, en República Dominicana. A priori ese iba a su lugar de referencia permanente. De hecho, en agosto 2023 se le nombró vicario episcopal territorial de Santo Domingo Oeste. Sin embargo, en febrero de este año se ponía final a lo que él definió una “rica y fecunda etapa misionera” y regresaba a España.
Con su retorno, la Archidiócesis de Burgos, pastoreada por Mario Iceta, cuenta con otros dos eméritos residiendo en la región: Fidel Herráez y Ramón del Hoyo.