El Papa se reunió con los participantes del XII Coloquio del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso con el ‘Centro para el Diálogo Interreligioso’ de Teherán. El encuentro, en la sala del Aula Pablo VI, reunión a voces del Vaticano con representantes de esta entidad musulmana iraní, titulado ‘La educación de los jóvenes, especialmente en la familia : un desafío para cristianos y musulmanes’. Francisco subrayó el compromiso por la paz de quienes creen en el “Dios del amor todopoderoso” en un mundo “dividido y desgarrado por el odio, las tensiones, las guerras y las amenazas de conflicto nuclear”. Esta situación, nos empuja “a orar y trabajar por el diálogo, la reconciliación y la paz”, explicó el Papa.
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Con su habitual naturalidad, Francisco se mostró cercano al destino de la Iglesia católica en Irán, “un pequeño rebaño, está muy cerca de mi corazón”. “La Iglesia no está contra el gobierno, no, ¡son mentiras!”, subrayó con contundencia justo después, en un gesto que quiso visibilizar los puentes diplomáticos tendidos con el régimen.
Desafío común
Por otra parte, Jorge Mario Bergoglio, que concretó que la educación juvenil se logra mediante la cooperación fraterna en la búsqueda de Dios, puso en valor el diálogo interreligioso abierto y sincero. Consideró que existe un desafío educativo común para cristianos musulmanes en aspectos nuevos y complejos como los matrimonios mixtos, en los que “se puede reconocer un lugar privilegiado para el diálogo interreligioso”. El pontífice abundó en el papel de la familia como cuna de vida y educación, donde “se dan los primeros pasos y se aprende a escuchar, reconocer, respetar y ayudar al otro, y a convivir con él”. Como escuela para vivir más allá de los límites del hogar, en la gran familia humana universal.
Francisco apostilló que la familia está afectada por el debilitamiento de la fe y la práctica religiosa en algunas sociedades. En estas circunstancias, consideró que debe afrontar numerosos desafíos y cumplir su misión educativa “con el apoyo de todos, también del Estado, la escuela, la comunidad religiosa y otras instituciones”.
Libertad religiosa
El Pontífice resaltó que existe un elemento común en las diferentes tradiciones religiosas que es la contribución educativa de los mayores a los jóvenes, por lo que abogó por honrar a los abuelos como fuente de sabiduría y vínculo decisivo en la relación familiar entre generaciones.
También promovió transmitir la religiosidad sin formalidades y con testimonio de vida a los jóvenes, trabajar a favor de la dignidad y derechos de las personas y comunidades, y la libertad religiosa. Citó, en este sentido, el concepto conciliar sobre que “no se limita al ejercicio del propio culto, sino que permite ser totalmente libre para decidir en el ámbito de las propias creencias y de la práctica religiosa”.
