Francisco rubrica la reforma de las exequias de los obispos de Roma y da vía libre para ser enterrados en la basílica de Santa María la Mayor
Las reformas de Francisco llegan incluso a los funerales papales. Así lo demuestra el hecho de que haya dado el visto bueno a modificar el libro litúrgico que recoge cómo han de ser las exequias del sucesor de Pedro. Los cambios, que se aprobaron el 29 de abril, se han dado a conocer hoy y vienen a modificar el llamado ‘Ordo Exsequiarum Romani Pontificis’.
Entre las principales novedades, se encuentra la posibilidad de que el cuerpo de los Papas se entierre en un lugar distinto a la basílica de San Pedro. Ya el propio Jorge Mario Bergoglio había expresado su deseo de ser enterrado en la basílica de Santa María la Mayor de Roma. Allí ya se encuentran las tumbas de otros dos Papas, Clemente VIII (fallecido en 1605) y Pablo V (1621).
Por otro lado, tras el fallecimiento del Obispo de Roma, la constatación de su muerte se realizará en su capilla privada, en lugar de en la habitación. El cuerpo se depositará justo después en un único ataúd de madera con el interior de zinc, antes de ser trasladado directamente a la basílica. Se elimina así la tradición de utilizar tres ataúdes: uno de ciprés, un segundo de plomo y un tercero de roble y otro de madera.
Anteriormente, el cuerpo del Papa se trasladaba a la capilla del Palacio Apostólico, ya que allí residía el pontífice, pero Francisco vive en la residencia de la Casa Santa Marta, por lo que se ha eliminado este paso.
Otro cambio introducido es que en la basílica Vaticana, el cuerpo del Papa difunto se expone directamente en el féretro abierto, pero no en un catafalco hasta ahora. Tampoco se colocará el báculo papal junto al féretro durante esta exposición.
En el ámbito litúrgico, Francisco ha pedido, siguiendo el modelo de los funerales de obispos, que se elimine el término “Romano Pontífice”. En esta misma línea de austeridad y sencillez, se ha eliminado la llamada “Cámara Apostólica”, un colegio de eclesiásticos que asistía al cardenal camarlengo durante la gestión de la Sede Vacante.
Según ha explicado, el arzobispo Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas de los Pontífices, esta nueva edición responde a la petición expresa del pontífice argentino para “simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de las exequias” con el fin de presentar al Obispo de Roma como “un pastor y discípulo de Cristo y no el de un poderoso hombre de este mundo”.
“En mi opinión, el ritual actual estaba demasiado recargado. Eso de hacer dos velatorios me parecía excesivo. Que se haga uno solo y con el papa ya en el ataúd, como en todas las familias”, desveló el Pontífice en el libro ‘El sucesor’ (Planeta), escrito en colaboración con Javier Martínez-Brocal. Para Francisco, los Papas han de ser enterrados “con dignidad, como a cualquier cristiano, pero no sobre almohadones”.