Emilio Nappa, subsecretario adjunto del Dicasterio para la Evangelización y presidente internacional de las Obras Misionales Pontificias, está participando en el 6.° Congreso Americano Misionero de Puerto Rico, que arrancó este 19 de noviembre “a casa llena” en Ponce.
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Más de 1300 misioneros, venidos desde todos los puntos de América y también desde el otro lado del charco, analizan los derroteros del proceso evangelizador en la región, por eso, Napa ha presentado el tema Evangelizadores con Espíritu hasta los confines de la Tierra.
El prelado italiano, oriundo de Nápoles, destacó que la “misión evangelizadora” en el actual contexto y realidad signados por las tecnologías y cambios de paradigma urge de “una actualización en el lenguaje”, pero “sin alterar el contenido expresado en la doctrina de la fe”.
A lo cual precisa: “Se debe tener un equilibrio, porque, aunque el mensaje de Cristo se mantiene, los contextos culturales, las sensibilidades y los modos de comunicación cambian con el tiempo”.
El amor vence
Nappa también destacó que la Eucaristía como centro de la vida cristiana “sugiere que esta ofrece un criterio fundamental para discernir y orientar la acción pastoral de las diócesis”.
Se trata de un desafío para todos: pastores, agentes, vida religiosa y laicado, puesto que implica “colocar a los que nos escuchan para que estén en condiciones de poder escuchar, en situación de dignidad como persona”.
Recordó que “el evangelizador es misionero del amor” y, citando las palabras del papa Francisco, apostilló: “el amor vence al mundo”. Sobre todo cuando la violencia, el hambre y la guerra pareciera imperar. Es el llamado del responsable de las misiones en todo el mundo.
Espíritu Santo, el protagonista de la misión
Junto con Nappa, también ha participado el franciscano vietnamita Dinh Anh Nhue Nguyen, secretario general de la Pontificia Unión Misional (PUM), quien abordó la temática “Protagonismo del Espíritu Santo”.
El teólogo y sacerdote destacó que “el Espíritu Santo actúa como el verdadero protagonista de la misión, guiando, inspirando y transformando a los misioneros y a las comunidades”.
“El Espíritu no solo inspira positivamente a realizar algunas acciones, sino también impidiéndoles llegar a donde no se suponía que debían llegar”, acotó.
Asimismo ha señalado que todos los misioneros deben tener al Espíritu Santo como brújula y como “fuente de comunión y creatividad para el anuncio del Evangelio”, para ello, es clave estar atentos a la escucha “en la apertura a las llamadas del Espíritu”.
“Se requiere una preparación divino-espiritual, estar siempre en comunión con Jesús y su Espíritu. Sin él no podemos dar fruto”, añadió.