El legendario músico de rock estadounidense ha revelado la dimensión más profunda de su relación con la música: su conexión con la espiritualidad y la religión
Aunque “El jefe” siempre ha sido reservado acerca de hablar de su fe en público, en una entrevista reciente con la revista alemana Süddeutsche Zeitung, Springsteen reflexionó sobre cómo los conciertos y la religión pueden compartir una esencia común.
El cantante compara los conciertos con actos religiosos, señalando que el grado de entrega del público puede transformar la experiencia en algo extraordinario. Según el músico, “cuanto más dispuesto esté uno a entregarse por completo a la experiencia de un concierto, más extraordinaria puede llegar a ser, y entonces definitivamente será como un acto religioso”.
En su interacción con el público, el cantante afirma encontrar una conexión personal y espiritual. A veces, mientras observa rostros individuales entre la multitud, siente que pertenece a esas personas. Para él, un concierto exitoso puede llegar a ser una experiencia trascendental.
Criado en una familia católica, Springsteen se describe como una persona espiritual con interés en Dios, en Jesús y las historias de la Biblia. Aunque su relación con la religión ha evolucionado, ya que al principio estaba alejado de la fe, sus canciones están impregnadas de referencias bíblicas y sentido espiritual, porque como él dice “a pesar de todo, la fe no me abandonó”.
Bruce se ha dado cuenta, a medida que han ido pasando para él los años, que su percepción sobre la muerte ha cambiado y ahora la ve como una parte inevitable de la vida. Para él, enfrentar las pérdidas de sus familiares y amigos, le ha enseñado a aceptar el dolor y la ausencia, y la música ha sido clave en ello: “Subir al escenario por la noche y tocar como si fuera la última vez para mí… Si lo hago, no tendré nada de qué arrepentirme”.
Sus canciones y actuaciones no solo cuentan historias de lucha y redención, sino que también evocan un sentido de comunidad, trascendencia y conexión emocional que resuenan profundamente en el público de sus conciertos.
Para Springsteen, la música es más que entretenimiento: es un vehículo para explorar las grandes preguntas de la vida, un medio para sanar y conectar, y una forma de celebrar la espiritualidad inherente a la experiencia humana.