El 8 de noviembre de 2024 es una fecha que quedará grabada en el corazón de las etnias tseltal, tsotsil, ch’ol, tojolabal y zoque. Ese día, el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, firmaba oficialmente la ‘recognitio’, esto es, la aprobación de algunas adaptaciones litúrgicas para la celebración de la eucaristía en estos pueblos originarios mexicanos de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas. No se trata de un reconocimiento menor, teniendo en cuenta que es la segunda vez que la Santa Sede da un paso al frente en esta materia desde el Concilio Vaticano II: solo en 1988 el ritmo romano se adaptó en Zaire. Más de tres décadas después, Francisco da el visto bueno tras un minucioso trabajo mano a mano entre el equipo eclesial de la región de Chiapas, el Vaticano y, sobre todo, los propios indígenas.
El coordinador de esta aventura, el cardenal Felipe Arizmendi, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, explica a Vida Nueva que en el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos “siempre manifestaron apertura y disponibilidad para estas adaptaciones”. “En marzo del año pasado, tuvimos una reunión de dos días en San Cristóbal de Las Casas, con representantes de las etnias presentes y vivas allí, con la presencia de Aurelio García Macías, subsecretario del citado dicasterio vaticano”, relata el purpurado. Al mismo tiempo, el cardenal Arizmendi explica que el obispo vallisoletano “pudo apreciar la propuesta y participó en algunas celebraciones. Esto fue lo que más le convenció de que todo estaba bien y de acuerdo con las normas de la Iglesia. Esto fue un avance notable y abrió el camino en Roma”.
Un mes después, en abril, se presentó al pleno de la Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano la propuesta de adaptaciones litúrgicas solo para esa diócesis. Sin embargo, la asamblea las analizó y consideró que casi las mismas se realizan en otras diócesis, y por ello se votó favorablemente la misma propuesta, pero para todas las etnias de México. “De 105 obispos con derecho a voto, 103 votaron a favor; uno hizo una pequeña observación, y solo uno votó en contra. Así, se mandó la solicitud a Roma para el reconocimiento oficial”, detalla Arizmendi.
‘Vida Nueva’ ha tenido acceso a la carta que el prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Arthur Roche, dirige al hasta hace unas semanas presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Rogelio Cabrera, en la que acoge la petición de los obispos mexicanos para aprobar las adaptaciones a todas las etnias indígenas del país “con ligeras variaciones”.
En su misiva, solicita al Episcopado conocer en qué consistirían esos cambios, incluso propone mantener un encuentro con “los responsables correspondientes” con el fin de “alcanzar el objetivo propuesto”. En su carta, lejos de poner reservas a una mayor inculturación litúrgica, Roche comparte su preocupación por el hecho de que esas “variantes” logren “respetar las características propias de cada etnia, evitando que las particularidades propias de una puedan ser vistas como imposición por parte de las demás”.
Con este punto de partida, ¿cuáles son las adaptaciones litúrgicas aprobadas para San Cristóbal de Las Casas? Según recoge el documento consultado por ‘Vida Nueva’, son tres los puntos fundamentales.