Cuatro paneles abordaron la dignidad moral, la dignidad social, la dignidad ontológica y la dignidad existencial
Organizado por la Pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se realizó el VII Congreso Social UC que tuvo como tema central la Dignidad Humana. En su intervención, el rector Ignacio Sánchez recordó su origen en 1910 cuando se realizó por encargo del Episcopado chileno y cómo la Universidad retomó esta tradición en 2012 para promover valores cristianos en tiempos de grandes cambios.
En la apertura del Congreso, Fernando Chomalí, arzobispo de Santiago, destacó la importancia de actuar con esperanza y compromiso frente a los desafíos de nuestra época: “No es el tiempo de lamentaciones ni de pesimismos. Estamos llamados a actuar porque la dignidad humana debe ser promovida”.
La reflexión sobre el tema del encuentro se articuló siguiendo la declaración ‘Dignitas infinita’, publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe el pasado 8 de abril, que propone cuatro dimensiones de la dignidad humana: moral, ontológica, social y existencial.
Un panel abordó cada una de esas dimensiones.
El panel sobre Dignidad moral analizó actuales desafíos éticos tales como el ejercicio de la libertad y la conciencia moral como pilares de la dignidad humana. Sergio Micco, profesor de Derecho, dijo que “Chile atraviesa cambios profundos en materia de juicios éticos y derechos humanos, influenciados por condicionamientos sociales y culturales. Necesitamos fomentar una reflexión auténtica y pausada”. Ana María Celis, canonista integrante de la Comisión Nacional de Prevención de abusos, advirtió sobre el riesgo de caer en un “buenismo” que ignora las tensiones éticas inherentes a la vida humana, mientras Javiera Reyes reflexionó sobre el papel de la educación en el desarrollo de una conciencia crítica y reflexiva.
El estudio de la Dignidad social se centró en los desafíos de la pobreza. Este panel abordó las vulnerabilidades que enfrentan las familias chilenas en situaciones de pobreza. El pbro. Francisco Pereira destacó: “La vulneración de derechos en niños y adolescentes exige un trabajo integral para romper ciclos de maltrato y abandono”. Los panelistas también discutieron las desigualdades invisibles que perpetúan una valoración desigual de las personas en función de su condición social.
Otro panel analizó la Dignidad ontológica: el derecho a ser persona. Allí se subrayó que la dignidad humana trasciende las condiciones infrahumanas en las que muchas personas viven, desde la explotación laboral hasta la segregación social. Cecilia Aguayo enfatizó: “Reconocer al otro en su diferencia es un acto fundamental para construir una sociedad más justa y humana.”
El panel sobre la Dignidad existencial puso su eje en el valor y sentido de la vida. Allí los expositores reflexionaron sobre los desafíos de la vejez, incluyendo la soledad, la dependencia y el maltrato. Eduardo Valenzuela, director de la revista ‘Humanitas’, señaló: “La sociedad debe generar vínculos más allá de las estructuras familiares para atender las necesidades emocionales y sociales de los adultos mayores”.
Los asistentes, académicos, estudiantes y agentes pastorales participaron en mesas de diálogo con los panelistas y expertos, donde reflexionaron sobre temas como la violencia, la migración, la pobreza y los derechos humanos. Estas conversaciones destacaron la necesidad de un compromiso colectivo para enfrentar los desafíos de nuestra sociedad desde la perspectiva del Evangelio.
Jorge Merino, capellán mayor de la UC, concluyó: “Un buen congreso no solo nos da respuestas, sino que nos deja preguntas que nos invitan a seguir profundizando y actuando en favor de la dignidad humana”.