Se cumple ahora un año del inédito encuentro de Francisco con los obispos españoles en Roma que tuvo como epicentro la reforma de los seminarios. La cumbre de más de cinco horas con el Papa y los responsables del Dicasterio para el Clero, el 28 de noviembre de 2023, concluyó con la entrega de doce folios en los que se marcaban las líneas generales de una hoja de ruta por completar, con una fecha tope: 2026. Entre las recomendaciones que lanzaba el Vaticano, se incluía la reagrupación y el cierre de algunos centros, dentro del empeño personal del Pontífice argentino por crear comunidades de calidad y cantidad para la formación de los futuros clérigos.
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Con alguna que otra reticencia mitral, a lo largo de este último año, no pocos obispos han tomado nota y se han puesto manos a la obra para unificar seminarios. Esta labor ha estado coordinada por Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid, y presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, y ha sido aterrizada por el sacerdote zamorano Tino Pérez, como secretario técnico.
“Contando con la variable demográfica, que influye directamente en la realidad de las vocaciones y valorando la historia y tradición de cada diócesis, los obispos van discerniendo para llegar a una toma de decisión”, expone Pérez. Preguntado por posibles resistencias, este asesor eclesiástico reconoce que “los cambios son difíciles de afrontar porque, hasta ahora, hemos venido manteniendo una especie de inercia del tiempo, haciendo las cosas de la misma manera, un proceder que choca con un entorno nuevo que presenta retos diferentes para ofrecer una formación de calidad”.
Casi mil candidatos
Según los últimos datos facilitados por la Conferencia Episcopal Española, en el curso 2023-2024, 143 jóvenes habían sido llamados a la vocación sacerdotal y han ingresado en los seminarios españoles. Con ellos, el número de seminaristas asciende a 956.
Si hasta ahora solo existía un seminario interdiocesano reconocido oficialmente como tal, en Cataluña, en 2024 se ha sumado el nuevo Interdiocesano de Compostela, integrado por las diócesis de Santiago de Compostela, Mondoñedo-Ferrol y Tui-Vigo, sin que se hayan sumado Ourense y Lugo. Es el cambio más significativo desde el punto de vista organizativo y estructural. Pero no el único. Por ejemplo, Madrid y Alcalá de Henares también han iniciado fusionados este curso. Los futuros sacerdotes se formarán durante la etapa del propedéutico en la ciudad cervantina y vivirán posteriormente en la capital. Getafe, con cerca de 40 seminaristas, continúa trabajando de forma autónoma.
Incluso Cataluña ha dado un paso más. En su Interdiocesano estudian jóvenes de Tarragona, Girona, Lleida, Solsona, Tortosa, Urgell y Vic, a excepción de Barcelona y Sant Feliu, cuyos seminaristas viven juntos, y Terrassa, que cuenta con su propio centro. Como novedad, este año, por primera vez, el curso propedéutico se hace de forma conjunta entre los seminarios de Barcelona, Sant Feliu y el Seminario Interdiocesano.
A estas fusiones oficializadas, se suman otras agrupaciones de facto que, bien se han fraguado en estos meses, o se han visibilizado después de años de andadura en conjunto. Por ejemplo, en Zaragoza conviven los seminaristas de la capital aragonesa junto a los de Huesca, Barbastro y Teruel, mientras que Pamplona acoge a los futuros curas de San Sebastián. En Valencia se forman también los estudiantes de Ibiza y Segorbe-Catellón.
Oviedo es hogar para el Seminario de Santander, Cartagena-Murcia recibe a los almerienses y Albacete es hogar para los conquenses. Burgos, por su parte, recibe a Osma-Soria y Calahorra-Logroño. Desde este septiembre, en Granada también se preparan los nueve seminaristas de Guadix. Junto a estas y otras agrupaciones, cabe destacar también la probada andadura de los seminaristas de siete diócesis que se forman en el Teologado de Ávila en Salamanca.