El presidente de la Conferencia Episcopal constata que “la sinodalidad está echando raíces a nivel local ya en muchas partes de la Iglesia en todo el mundo”
“Al papa Francisco le gustaría ver la presencia de una iglesia verdaderamente sinodal casi como un signo de contradicción en el mundo actual”. Así de rotundo se ha manifestado el presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, el arzobispo Timothy Costelloe que ha sido uno de los delegados presidentes del sínodo de la Sinodalidad. “Veo que la sinodalidad está echando raíces a nivel local ya en muchas partes de la Iglesia en todo el mundo”, señala optimista en una entrevista en la revista jesuita ‘America’.
Para Costelloe este sínodo “tiene el potencial de dar forma a la Iglesia en el futuro” ya que “el papa Francisco ha puesto en marcha algo de lo que no debería haber vuelta atrás. Mucho de lo que el sínodo está tratando de promover ya está empezando a suceder. Se ha generado un impulso que continuará”. Frente a los más escépticos, reclama que “si creemos que el Espíritu Santo ha estado trabajando, entonces debemos tener confianza en que lo que se ha producido en esta etapa representa en cierta medida, y yo diría que en gran medida, la guía del Espíritu Santo para la iglesia en este momento de la historia”.
En este sentido, explica el arzobispo que ·no somos una Iglesia que tiene una clase profesional a la que se confía la misión, y luego todos los demás que son los destinatarios de esa misión” y ahora “nos damos cuenta de que, en virtud de nuestro bautismo, todo cristiano está llamado a participar activamente en la misión de la Iglesia, a ser la luz de Jesús en el mundo de hoy”.
Pasando a temas particulares, explicó que “gran parte del debate sobre el papel de la mujer en la Iglesia se centró en la cuestión de la admisión al diaconado, pero también brevemente en la admisión al sacerdocio. Pero la verdadera cuestión que surgió como central en las mentes de muchos, fue reconocer la realidad de que las mujeres, al igual que los hombres, están llamadas a participar plenamente en la vida de la Iglesia y en la misión de la iglesia, y cómo hacer que esto sea una realidad”, algo que es una realidad en Australia, según reivindicó. “Creo que en algunas partes de la Iglesia de todo el mundo el papel de la mujer está mucho mejor reconocido que en otras. Pero eso no significa que no quede mucho por hacer”, añadió.
“Debemos rendir cuentas de cómo vivimos nuestras vidas como discípulos cristianos. Creo que todo esto ha salido probablemente a la superficie debido a la crisis de los abusos, pero el sínodo lo ha ampliado y ahora se centra también en la responsabilidad financiera, y la responsabilidad sobre cómo estamos aplicando el sínodo, la responsabilidad sobre cómo estamos abriendo espacios para las mujeres, la responsabilidad sobre cómo desarrollamos y aplicamos nuestros planes pastorales en la parroquia local o la diócesis”, señaló en otro momento sobre la “responsabilidad mutua”.
Por ello, reclamó que: “Lo que me gustaría es que se rompiera la idea de que existen los cristianos profesionales -que son los sacerdotes, los obispos, los religiosos y muchos laicos- y que se reconociera que todos formamos parte de esto juntos. Todos nos comprometemos de la mejor manera que podemos en nuestras situaciones vitales concretas”.