La Conferencia Episcopal Española publica una nota doctrinal para alertar sobre unas prácticas que están aumentando “en el ámbito de oraciones y retiros organizados por nuevos movimientos religiosos de carácter carismático”
Los obispos españoles han puesto coto a los ritos de sanación de los pecados de los antepasados que desde hace un tiempo a esta parte están proliferando “en el ámbito de oraciones y retiros organizados por nuevos movimientos religiosos de carácter carismático”. Por primera vez, Conferencia Episcopal Española se pronuncia sobre estas prácticas que se han convertido en habituales por parte de algunos sacerdotes y que buscar ‘limpiar’, no solo los pecados de la persona que participa, sino la de su árbol genealógico como si se trataran de una enfermedad hereditaria que afectara a sus relaciones, a su afectividad…
Tras abordar estas ceremonias a través de especialistas en teología dogmática, la teología espiritual y la psicología, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española aprobó en septiembre de 2024 un documento que se ha dado a conocer hoy y que ha sido elaborado por la Comisión para la Doctrina de la Fe que lidera el obispo de Solsona, Francisco Conesa.
En el documento se alerta de las llamadas “misas de sanación o de liberación”, que se consideran “estrechamente vinculada a la praxis de la sanación intergeneracional”: “Hemos de advertir que no son consideradas en el Ritual Romano”, especifica el Episcopado. A la par, detalla que “sí contempla, en cambio, la celebración de la misa por diversas necesidades, entre cuyas intenciones se encuentra la petición por los enfermos, en la que se pide consuelo y fortaleza espiritual y física para las personas en situación de sufrimiento”.
En cualquier caso, los obispos piden “detectar y corregir estas prácticas que se alejan de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, y pueden causar un gran daño moral y espiritual al pueblo santo de Dios”. “Queremos afirmar que a nadie puede imputársele pecados ajenos ni se le debe hacer responsable de los pecados de generaciones anteriores, sino que cada uno es responsable de su propia vida y de sus propios pecados”, explicitan.
“Aunque esta práctica, extendida entre cristianos católicos y no católicos, se realiza con la mejor intención y con el deseo de aliviar el sufrimiento de las personas, al fusionar aspectos propios de la fe católica con otros que le son ajenos, resulta un sincretismo de apariencia católica con aspectos que incumben de manera explícita o implícita a cuestiones de escatología”, detallan los pastores en el texto.
En el documento, se muestran especialmente preocupados, entre otras cosas, porque este rito “elimina la responsabilidad personal en el pecado y la libertad del ser humano, afectando a su relación con Dios”, desde el punto de vista de la teología de los sacramentos, puede afectar “especialmente” a la comprensión de la eucaristía y del bautismo.
Para ratificar su postura, los obispos españoles se remiten a los dictámenes ya emitidos por los prelados franceses y polacos, entre otros, que condenan estas celebraciones por considerarlas “mágicas, siguiendo una lógica lineal simplista”. “No se contempla en ningún caso la transmisión de las consecuencias de los pecados de los difuntos del propio árbol genealógico a los vivos”, se lee en el documento al repasar la doctrina católica a lo largo de la historia y el actual catecismo.
Es más, se subraya que “la Iglesia contempla el ofrecimiento de la celebración eucarística como sufragio por los difuntos, pero no ha de confundirse con una sanación o liberación de los pecados de los antepasados”. “Por tanto, la introducción de tales intenciones en el ámbito de la celebración de la Santa Misa desnaturaliza y distorsiona gravemente la celebración eucarística, remarca el texto de Doctrina de la Fe.
En esta misma línea, al referirse a las oraciones de curaciones y de exorcismo, litúrgicas o no litúrgicas, se sentencia que “no pueden introducirse en la celebración de la Santísima Eucaristía, de los Sacramentos y de la Liturgia de las Horas”.