Ignacio Benito, concejal del PSOE: “No debe haber una Iglesia que defienda excluir a la mitad de su rebaño”

  • El edil participa este martes 26 en la jornada de diálogo organizada por la Archidiócesis de Madrid sobre el papel de la Iglesia en la formación de líderes para la sociedad
  • En el encuentro, que se celebrará esta tarde en la Universidad Complutense, se presentará la Academia Internacional de Líderes Católicos

Ignacio Benito, concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid (fuente: Vida Nueva)

Ignacio Benito es concejal del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid. Licenciado en Psicología, es catequista en una parroquia en Santa Eugenia (Madrid) y voluntario en varios proyectos en la Cañada Real Galiana o en ‘World Central Kitchen’, ONG del chef José Andrés, entre otros. Hoy participa en la jornada de diálogo organizada por la Archidiócesis de Madrid sobre el papel de la Iglesia en la formación de líderes para la sociedad. En el encuentro, que se celebrará esta tarde en la Universidad Complutense de Madrid se presentará la Academia Internacional de Líderes Católicos.



PREGUNTA.- ¿Qué pinta un político dentro de una parroquia?

RESPUESTA.- Mi trabajo en la parroquia es dar catequesis a niños y niñas que se preparan para recibir su primera comunión. También colaboro en otras actividades, como el coro que ameniza las celebraciones. He sido durante años del grupo de Cañada Real que trata de facilitar la vida de los menores de esta zona. Participo también en actividades de jóvenes y, si me agenda me lo permite, trato de ayudar en otras labores porque tengo la suerte de que, en mi parroquia, somos una gran familia.

P.- Uno de los aspectos que lleva a gala en su perfil político es su condición de creyente. ¿Por qué considera importante recalcar este rasgo?

R.- Al final, cualquiera persona que se considera cristiana tiene que tener en cuenta que ser cristiano no es algo que pueda ir detrás de otro apellido. Lo primero es ser cristiano, no puede estar supeditado a otra cosa. Soy otras cosas en mi vida, pero no lo puedo ser en un grado tan importante como este.

Compatible y necesario

P.- Es decir, que pone el ser cristiano por encima de la política. ¿Son conciliables?

R.- Sí. Se ha pretendido hacer una apropiación del ser cristiano por parte de un sector ideológico. Pero, sinceramente, creo que no solo es compatible sino necesario que lo sea. Debe haber cristianos en todos los grupos políticos. Y es algo que, afortunadamente, ocurre.

P.- ¿Cómo se hace política desde el humanismo cristiano?

R.- Está ligado a lo personal, con ejercer con el ejemplo de Jesús de Nazaret que, al final, sin pretenderlo, porque no era su intención cambió cosas en la sociedad. Insisto, aunque deseara más un cambio en el corazón, también produjo cambios a nivel político. Por poner un ejemplo, fue capaz de cambiar a uno de los mayores perseguidores de cristianos que había en esa época como era san Pablo.

Políticos no eternos

P.- ¿Qué diferencia el compromiso cristiano del compromiso político?

R.- El compromiso cristiano, en primer lugar, se debe adquirir con un punto de inicio pero sin un punto de final. Yo seguiré siendo cristiano, o así lo creo, hasta el fin de mis días. Mientras, mi compromiso político está asociado a una etapa de mi vida, como tiene que ser. Los políticos no podemos, ni debemos ser eternos.

P.- El papa Francisco diferenciaba hace poco la forma de acercarse a los necesitados del socialismo y del Evangelio ¿En qué punto encuentra su unión la ideología socialista y la acción cristiana?

R.- Es algo que no me planteo en exceso como respeto a los cristianos que profesan o defienden otras ideologías. No me considero superior, ni inferior a un cristiano que defiende otra ideología. Sí creo que el cristianismo y el socialismo se centran en la defensa de los más vulnerables, en un equilibrar por lo alto. No se pretende arruinar a los ricos, ni defenestrar a aquellos que más tienen. Se intenta defender la dignidad humana que debería ser inherente a cualquier persona que, a día de hoy, desgraciadamente, a nivel social, no se defiende como debería.

P.- Dentro de la política hay distintos niveles. Usted es concejal en Madrid y, concretamente, en Villa de Vallecas ¿Qué trabajo político se asemeja más a la labor de la Iglesia?

R.- Posiblemente, la labor de concejal es la que más se parece. La política municipal es la que a mí me apasiona. Nunca he pretendido ocupar otros espacios a otros niveles. Me gusta esta política porque es la labor más cercana a los vecinos, al igual que la labor de las parroquias es la más generosa y más cercana con los que más lo necesitan. Eso no quita para que la Iglesia haga proyectos a nivel global, nacional y autonómica que hay que valorar. Por tanto, si bien puede asemejarse a todos los niveles con la labor de los estados, es cierto que en el trato humano, donde cambia vidas y llega el calor humano de los cristianos es en las parroquias en una sociedad cada vez más frías e impersonales.

Críticas constructivas

P.- ¿Ha cambiado su punto de vista a la hora de trabajar como parte de la Iglesia y a la hora de entender la Iglesia al dedicarse a la política?

R.- Me ocurre lo mismo que me pasa con mi partido. Soy permeable a las críticas a la Iglesia y mi partido cuando son constructivas y vienen desde dentro porque entiendo que pretenden mejorar ambas, las comparta o no. Les doy un carácter de adaptación para que la entidad sea mejor. Cuando las críticas tienen un afán destructivo, es muy difícil que pueda ponerme de ese lado, aunque pueda compartir el contenido de algunas de las críticas, porque es necesario entender la intencionalidad que tiene. Entiendo que otros políticos hagan lo mismo.

P.- Vivimos en la polarización política y eso ha permeado a la vida de la Iglesia. Conociendo el fenómeno a nivel profesional, ¿cómo se vive esa situación siendo una persona de Iglesia?

R.- Creo que, afortunadamente, quienes dirigen la Iglesia, representados en primer lugar a través de la figura del Papa, del Santo Padre, y, en nuestro caso, del cardenal arzobispo de Madrid, pretenden hacer una institución que sea más plural y acogedora. No tiene ningún sentido y va contra el Evangelio la idea de que en la Iglesia sólo pueden entrar los míos. Eso es precisamente lo contrario de lo que intentó Jesús. Él dejó a 99 ovejas para ir a buscar a la que se había perdido. No puede ser que haya una Iglesia que defienda que haya 50 ovejas dentro y otras tantas fuera.

Iglesia que huela a oveja

P.- La Iglesia trabaja con mucha intensidad con los migrantes y las personas sin hogar. Usted trabaja en un barrio obrero donde ve esta situación a diario. ¿Qué se encuentra usted en la calle y cómo se trata desde la política y desde la Iglesia?

R.- Se trata, como nos pedía el papa Francisco, de fomentar una Iglesia que huela a oveja. Las ovejas son muy diversas y no tiene sentido encontrarnos con una Iglesia que pretenda representar a las élites porque esas élites, ni son reflejo de la sociedad real, ni habrían formado parte de los preferidos de Jesucristo si estuviera hoy en el siglo XXI. Se trata, por tanto, de construir una Iglesia en la que nos sintamos como los hermanos que somos entre los más favorecidos y los que han tenido menos suerte. Debemos avanzar en la dignidad inherente de todos y reducir las diferencias.

P.- Va a participar en un coloquio sobre liderazgo cristiano ¿Qué es ser un líder cristiano?

R.- En primer lugar, tendría que asumir que sea un líder. Agradezco la invitación pero me preocupa qué voy a decir porque creo que se han puesto demasiadas expectativas sobre mí. Yo, humildemente, me considero una persona más con unas creencias y unos valores que, a día de hoy, ocupo un cargo de responsabilidad, que desgraciadamente no tengo capacidad de cambiar todo lo que querría, pero que intenta encontrar, entre otros, en Jesús de Nazaret, una manera de hacer las cosas. Creo que se trata de la manera de alcanzar un mundo más justo.

Noticias relacionadas
Compartir