Al cumplirse un mes de la DANA que, el 29 de octubre, dejó 222 fallecidos, en su gran mayoría en varios pueblos de Valencia, Vida Nueva conversa con Cristóbal Castells, párroco de La Asunción, en Utiel, donde se inició la riada. Después de cuatro semanas de trabajo incansable, se empieza a ver la luz: “Las calles ya están en su mayor parte limpias”. Eso sí, “ahora queda ir casa por casa y establecer cuáles serán habitables y cuáles no”.
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A la hora de apoyar a la población local, en la parroquia “vamos de la mano de Cáritas y de los Servicios Sociales Ayuntamiento. Hemos tenido varias reuniones para coordinar del mejor modo las ayudas. Lo que pasa por discernir, pues hay algunas que se pueden ir acumulando, pero otras, como muebles o electrodomésticos que nos han donado para la gente, que han de distribuirse ya”.
Una fase más organizada
Desde el Arzobispado, la atención también es constante y se analizan varios aspectos importantes, como “la ayuda por parte de los voluntarios de las parroquias, que debe entrar ya en una fase más organizada”, o “indicaciones para saber acompañar a las personas desde un punto de vista psicológico”. En este sentido, “ese es el gran reto: saber acompañar a cada uno según sus circunstancias”.
Para ello, la organización es clave: “En la parroquia, hemos colocado un gran plano en el que dividimos el pueblo en ocho zonas. Cada vez que llega un afectado por las inundaciones, como no suelen ser usuarios habituales de Cáritas, hacemos una ficha de cada uno, con su barrio y con todos sus datos. Todo para poder responder de un modo concreto, adaptándonos a sus propias necesidades”.
En el bombero, en el policía, en el vecino…
En el plano espiritual, Castells reconoce que “he adaptado mis homilías al momento por el que estamos pasando. En ese sentido, trato de responder a la pregunta que muchos formulan: ‘¿Dónde está Dios?’. Ahí, yo digo: “Dios está en el bombero, en el policía, en el vecino que nos ha ayudado”. Ahora, a la cita del Evangelio, al “tenía hambre y me distéis de comer”, podríamos añadir: “Estuve embarrado y me ayudaste”. Así, puesto que “Él mismo Dios nos responde”, tiene claro que “el Señor está con el que sufre y con el que le ayuda”.
Y es mucha, muchísima la gente que se ha volcado con ellos: “En señal de agradecimiento, he abierto la parroquia, a modo de campamento base, para que duerman en ella muchos de los voluntarios. Han llegado a dormir hasta 50 personas en la sacristía que venían como voluntarios para ayudar en Utiel o en otros pueblos vecinos. Yo les he acompañado y he pasado la noche en el despacho o donde ha hecho falta”.
De los Reyes al Papa
En estas difíciles semanas, se han sentido alentados por muchos, desde los Reyes (“su visita fue muy importante, pues el pueblo se sintió acompañado por sus instituciones”) hasta el papa Francisco, que ha tenido un alud de gestos con el pueblo valenciano, siendo “todos ellos percibidos por la gente”.
Eso sí, el párroco comparte una preocupación: “El miedo en muchos es qué pasará con nosotros cuando no seamos noticia… Yo tengo esperanzas, pero la mayoría piensa que ya no nos harán caso”. Algo peligroso, pues “la recuperación va para largo. Puede que hablemos de hasta cinco años, y algunos ya no recuperarán la situación que tenían antes, en sus negocios o en sus casas. Por no hablar “de las familias de los seis fallecidos en Utiel”.
Con todo, Castells señala algo positivo que les ha dejado este momento de prueba colectiva: “Me quedo con la parte humana. Yo solo llevaba dos semanas como párroco cuando todo esto pasó… Ahora, he conocido a muchísimas personas. Y, en todos los casos, desde una preocupación sincera por el otro, aflorando este primer saludo: ‘¿Tú y los tuyos estáis bien?’. De algún modo, todos sufrimos por lo que nos ha pasado y eso nos ha unido”.