Comparte en uno de sus poemas Antonio Praena Segura (Purullena, Granada, 1973) que “no hay más pedagogía que tomarse del brazo de los desconocidos”, porque “caminar junto a ellos –ha descubierto– nos conduce a nosotros”. Son versos de ‘La belleza del otro’ (Visor Libros), libro por el que este dominico ha sido galardonado con el LVI Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola 2024. Se trata de la última distinción en la reconocida trayectoria poética del también profesor en la Facultad de Teología y el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Valencia, y un nuevo espaldarazo a su ya demostrada sensibilidad para desnudar el alma humana.
PREGUNTA.- Fraile y poeta. Admite que “Dios y el arte no cuentan”, pero que –pese a ello o justo por ello– se alegra de “ser inútil”. ¿Se siente así, aunque siga cosechando premios?
RESPUESTA.- Las cosas que no cotizan en el mercado son las que mejor defienden la esencia humana. Las cultivamos porque son imprescindibles para seguir siendo personas.
La vida consagrada es, a los ojos de la rentabilidad, una vida desperdiciada: renuncias a casa propia, a cuenta corriente. Renuncias incluso a los caprichos del ego. Toda tu riqueza es Dios, y no un Dios cualquiera, sino un Dios que ha sido crucificado para escribirnos el mayor poema de amor, el poema de la vida eterna.
La poesía es otra de las cosas que todavía se salvan de la lógica mercantilista. Su tesoro consiste en cantar por cantar o llorar por llorar. Manifestar el alma humana lo más desnudamente posible tan solo para sentir vivo el corazón; y, más aún: para que otro reconozca en tus palabras el misterio de su propia existencia.
P.- ¿Qué es ‘La belleza del otro’? Ambos términos recorren su libro a modo de reivindicación…
R.- Un libro en la mitad del camino, esa esquina en la que comprendes que la palabra del otro, la familia o los amigos nos anteceden. Existimos porque alguien nos ha amado. Hablamos porque alguien nos ha dado el lenguaje. Este libro reivindica ‘la poética de la alteridad’ por encima de la poética de la subjetividad.
P.- Abismo, vértigo, equilibrio… ¿Diría que el poeta tiene algo de funambulista?
R.- Equilibrio. Hay mucha confusión sobre la poesía. Siento decepcionar, pero el poema es una tarea artística detrás de la cual hay mucho trabajo técnico. Abismos todos los tenemos. Y más épico es el vértigo de un obrero sobre un andamio, porque hay mucha heroicidad en la vida cotidiana. Lo único que hace diferente al poeta es el compromiso con el talento para poder decir lo que ya está en cada historia humana. (…)