La consigna del Papa para el Adviento: “Levantar la cabeza hacia lo alto y tener el corazón ligero y despierto”
Es domingo y el papa Francisco no ha faltado a su cita dominical presidiendo el rezo del ángelus con los fieles presentes en la Plaza San Pedro. Tras la reflexión y la oración, el pontífice recordó el 40 aniversario del tratado de amistad y paz entre Chile y Argentina en el que la Santa Sede hizo sus aportaciones y por ello propuso que se sigue el camino de la paz como en el reciente alto al fuego en el Líbano que manda un mensaje a todas las regiones para que “todos puedan volver a casa” con ayuda de las fuerzas de paz. Invitó a todos los políticos libaneses a que elijan al nuevo presidente y las instituciones recuperen sus instituciones y su rol de “defensa pacífica entre las distintas religiones”.
También reivindicó que llegue la ayuda humanitaria a Gaza y lamentó que se reactive la guerra en Siria. También mostró su “preocupación y dolor” por el conflicto en Ucrania, “una secuencia de muerte, de violencia y destrucción” en las que los más débiles son las primeras víctimas con el invierno a las puertas –“serán meses muy difíciles” por la unión entre “guerra y frío”–, por lo que “la guerra ofende a Dios y la humanidad porque es un fracaso”. Apeló a toda la comunidad internacional a un compromiso por el diálogo y se ofrezca “una esperanza concreta”. “No nos cansemos de rezar por esta población tan duramente probada para pedir el don de la paz”.
En este primer domingo de Adviento, el Papa comentó la invitación de Jesús a esperar “vigilantes la venida del Hijo del hombre” (Lc 21,25-28.34-36). “La invitación de Jesús es esta: levantar la cabeza hacia lo alto y tener el corazón ligero y despierto”, comentó Francisco. Frente a quienes “tienen el corazón pesado por el temor”, Jesús “quiere liberarlos de las angustias presentes y de las falsas convicciones, indicando cómo estar prevenidos en el corazón, como leer los eventos a partir del proyecto de Dios, que actúa la salvación también dentro de las circunstancias más dramáticas de la historia”.
“Todos nosotros, en tantos momentos de la vida, nos preguntamos: cómo hacer para tener un corazón ‘ligero’, ¿despierto y libre? ¿Un corazón que no se deja aplastar por la tristeza –la tristeza es tremenda–?”, interpeló el Pontífice. Para Francisco “puede pasar que las ansias, los miedos y los afanes por nuestra vida personal o por todo lo que hoy acontece en el mundo, pesen como rocas sobre nosotros y nos empujen al desánimo”.
Por ello, instó, “si las preocupaciones cargan al corazón y nos inducen a encerrarnos en nosotros mismos, Jesús nos invita en cambio a levantar la cabeza, a confiar en su amor que nos quiere salvar y que se hace cercano en cada situación de nuestra existencia, a hacerle espacio para volver a encontrar la esperanza”. “Que este tiempo de Adviento sea una ocasión preciosa para levantar la mirada hacia Él, que aligera el corazón y nos sostiene en el camino”, deseó el Papa.