En su mensaje de intención de oración para este mes de diciembre, el Pontífice hace un llamamiento a la esperanza en un mundo lleno de incertidumbre
“Oremos para que este Jubileo nos fortalezca en la fe, nos ayude a reconocer a Cristo resucitado en medio de nuestras vidas y nos transforme en peregrinos de la esperanza cristiana”, invita el Pontífice en el vídeo del Papa para concluir este año.
La metáfora del ancla, utilizada por Francisco en momentos de gran adversidad como la pandemia, reaparece con fuerza en su mensaje de este mes. La esperanza, explica, es como un ancla que asegura nuestra vida a la playa firme de la fe: “Tenemos que estar aferrados a la cuerda de la esperanza”, dice Francisco, recordando que esta virtud cristiana no solo sostiene, sino que orienta.
El mensaje del Papa refleja la urgencia de esta esperanza en un mundo que enfrenta divisiones, guerras y sufrimientos. Más que un simple consuelo, la esperanza cristiana es descrita como un motor transformador que se arraiga en el amor de Dios y encuentra su manifestación en acciones concretas.
Bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”, el Jubileo 2025 se plantea como un tiempo de reflexión, celebración y renovación espiritual. Este Año Santo, el primero del siglo XXI, surge como una oportunidad para renovar el vínculo con Dios y con los demás. En palabras de Francisco, la pandemia debilitó la esperanza en muchos corazones, pero este Jubileo será un llamado a “mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada”. La apertura de la Puerta Santa simboliza la invitación a caminar juntos, no solo en el plano espiritual, sino también en el compromiso concreto con quienes han perdido el rumbo o la capacidad de soñar.
Inspirado en la figura de Abraham, quien creyó ciegamente, en el vídeo de intención de oración de este mes, Francisco recuerda que la esperanza desafía la lógica humana y las limitaciones de la razón. En un mundo donde muchos jóvenes ven el futuro como una amenaza, la esperanza cristiana se convierte en el antídoto contra el miedo y la desesperación. “La esperanza no defrauda porque está fundada en el amor de Dios”, subraya Stefano Simontacchi, colaborador del Vídeo del Papa. Es un motor que transforma la incertidumbre en acción, la desconfianza en fe, y la apatía en amor activo.
La esperanza cristiana es un regalo de Dios que llena de alegría nuestra vida.
Y hoy, la necesitamos tanto. ¡El mundo la necesita tanto!
Cuando no sabes si mañana vas a poder dar de comer a tus hijos, o si lo que estás estudiando te permitirá tener un trabajo digno, es fácil caer en el desánimo.
¿Dónde buscar la esperanza?
La esperanza es un ancla. Un ancla que vos la tirás con la cuerda y arraiga en la playa.
Y nosotros tenemos que estar aferrados a la cuerda de la esperanza. Bien agarraditos.
Ayudémonos unos a otros a descubrir este encuentro con Cristo que nos da la vida y pongámonos en camino como peregrinos de la esperanza para celebrar la vida y dentro de la vida entra también el próximo Jubileo como una etapa.
Llenemos nuestro día a día con el don que Dios nos da de la esperanza y permitamos que a través de nosotros llegue a todos cuantos la buscan.
No se olviden: la esperanza no defrauda nunca.
Oremos para que el próximo Jubileo nos fortalezca en la fe, nos ayude a reconocer a Cristo resucitado en medio de nuestras vidas, y nos transforme en peregrinos de la esperanza cristiana.