España

Los curas de Madrid tendrán que actuar ante las “señales de alarma” de un caso de violencia machista

La Comisión diocesana Por una Vida Libre de Violencias contra las Mujeres publica la guía de actuación y prevención destinada a las parroquias





Ya está en la red la guíaPor una vida libre de violencias contra las mujeres”, la propuesta de la Archidiócesis de Madrid ha lanzado una nueva iniciativa para que las parroquias sean espacios de acogida, protección y respeto ante quienes padecen este tipo de violencia. Tras el anuncio hecho el 25 de noviembre, con motivo del Día Internacional contra la Violencia de la Mujeres, se ha presentado este 2 de diciembre y es el resultado de años de trabajo y compromiso de la Comisión Por una Vida Libre de Violencias contra las Mujeres.



Crear espacio seguros

Desde su creación hace siete años, la Comisión diocesana ha trabajado para sensibilizar a la comunidad sobre esta problemática, organizando campañas de formación, charlas y encuentros que visibilizan la realidad que viven muchas mujeres dentro y fuera de la Iglesia. Otra propuesta es este subsidio de 48 páginas destinadas a las parroquias que se abre con una parte teórica ya que “para favorecer que nuestras parroquias sean espacios seguros, de respeto y protección para las víctimas, es necesario conocer qué es la violencia de género, cómo afecta a las mujeres que la sufren, definir procedimientos de acción y acompañamiento que eviten la revictimización y trabajar para eliminar lenguajes y prácticas excluyentes”.

Tras plantear la metodología del mirar, discernir y actuar; o trazar el marco legal, así como derrocar algunos mitos sobre la violencia de género… se presentan algunas “señales de alarma” para la detección de una posible víctima. A esto siguen una serie de protocolos de actuación para las parroquias. Por ejemplo, en el caso de que lleguen noticias de violencia hacia una mujer adulta se pide valorar si hay una situación de riesgo vital para ella o los hijos y, según el caso, avisar a las fuerzas de seguridad o derivar a profesionales para su apoyo y seguimiento.

“Nuestra misión como comunidad es acoger, escuchar, orientar y facilitar el acceso a la información y a los recursos profesionales, así como favorecer espacios parroquiales de confianza y seguridad”, se lee en la guía. Con el mismo procedimiento se establecen claves para afrontar la situación si la víctima es una mujer adolescente o en el caso de los hijos también como víctimas de dicha violencia machista.

Además se incluyen propuestas como “formar a sacerdotes y agentes de pastoral a la luz de los avances y conocimientos en todo lo relacionado con la violencia contra las mujeres”, “enriquecer la formación bíblica para incluir la mirada de las mujeres en la interpretación de la Palabra y la liturgia” o “rescatar de nuestra tradición imágenes, lenguaje, símbolos sobre Dios que sean inclusivos y, también, poner en valor la experiencia femenina de Dios en predicaciones y catequesis”

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