El papa Francisco dedicó su catequesis en la audiencia general de los miércoles a la obra evangelizadora del Espíritu Santo, destacando su importancia su importancia en el contenido y en los medios de la predicación de la Iglesia.
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Desde la Plaza de San Pedro, expuso dos elementos esenciales: el Evangelio como contenido y el Espíritu Santo como medio. Según explicó, el Evangelio puede entenderse como las buenas nuevas proclamadas por Jesús durante su vida terrenal o como el anuncio del Misterio Pascual de su muerte y resurrección, esencia de la fe cristiana. El Papa subrayó la importancia del kerygma, el primer anuncio del Evangelio, como el núcleo de toda actividad evangelizadora y catequética.
Este anuncio, añadió, no debe considerarse como un punto de partida que se deja atrás, sino como un mensaje que debe renovarse continuamente. “Nada hay más sólido, más profundo, más seguro y más sabio que el anuncio del Evangelio”, afirmó Francisco, enfatizando que todo esfuerzo moral o formativo en la Iglesia debe partir de lo que Cristo ha hecho por la humanidad.
Consideró que la Palabra se transmite con la unción del Espíritu, que es el que la insufla vida. No obstante, defendió que las personas pueden colaborar en la acción evangelizadora del Espíritu mediante dos principios: oración y no predicarnos a nosotros mismos. “Antes de afrontar un apostolado, necesitamos rezar para que el Espíritu nos asista. Debe estar centrado en Cristo, no en nuestras necesidades“, apostilló Francisco.
Idea, afecto y propuesta
Francisco señaló que la predicación no puede limitarse a discursos elocuentes o persuasivos, sino que debe transmitir vida y convicción profunda, confiando en el poder del Espíritu Santo. “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado a dar buenas nuevas a los pobres“, recordó el papa, citando a Jesús al inicio de su ministerio público.
Para lograr esta unción del Espíritu, el pontífice destacó dos elementos esenciales: la oración y la humildad. Finalizó recomendando las homilías breves, de entre ocho y diez minutos, y estructuradas con claridad para transmitir un mensaje compuesto de idea, afecto y propuesta.
Así mismo, valoró la inclusión esta semana por primera vez de la lectura del Evangelio en idioma chino, ante la atenta mirada de multitud de personas de este país. Concretamente, se leyó un pasaje de la carta de San Pablo a los Corintios y un resumen de su catequesis.
Para concluir, Francisco pidió a los fieles que recen por la paz, ya que la guerra es “una derrota humana que no resuelve los problemas y destruye”, ejemplificada en conflictos como Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar… “tantos niños muertos, tantos inocentes muertos. Recemos para que el Señor nos haga alcanzar la paz”, consideró.