“Son locos de amor por Dios, tanto de tocar el corazón de su pueblo, para llevarlos a Dios”. Con estas palabras, el papa Francisco define a los cofrades. A través de una carta ha querido hacerse presente esta tarde en el acto de apertura del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, un foro cofrade que reúne en Sevilla desde este miércoles hasta el próximo domingo a más de 1.800 participantes de diversos países como México, Italia, Estados Unidos, Holanda…
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El nuncio Bernardito Auza ha sido el responsable de leer el mensaje papal en un evento organizado en la catedral de Sevilla y en el que también han participado, entre otros el arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado para los Asuntos Generales y enviado especial del papa Francisco para este evento. Como anfitrión, el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Menses.
Compromiso laical
En su misiva, el Sucesor de Pedro ha tomado como referencia a Manuel González, el obispo de origen sevillano precursor de la piedad popular. De hecho, echando mano de una de sus meditaciones, se ha referido a los cofrades como hombres y mujeres “chiflados de amor”.
El Papa hace suya la perspectiva de Manuel González, que “no habla de devoción, de liturgias públicas o de oración contemplativa”, sino de “la obra social de la Iglesia, del compromiso laical por la trasformación del mundo, de la necesidad de acercar la ternura de Dios a los hombres que sufren en el cuerpo y en el alma”.
Para Francisco, “cargar el paso del Cristo en la procesión, cargar cada día con la cruz que el Señor nos propone o cargar sobre nuestros hombros al hermano que encontrarnos postrado en el camino, como lo haría el Buen Pastor, es el mismo amor, es la misma caridad escondida que encontramos en el sagrario”.
Cuna de santos
En su mensaje, Jorge Mario Bergoglio también ha puesto en valor la fe de la ciudad de Sevilla, que ha definido como “cuna de santos y de un pueblo que vive con fervor las expresiones de su fe hasta hacerlas consustanciales a su tejido social”.
Apertura del Congreso de Hermandades y Piedad Popular de Sevilla
A los cofrades presentes en el congreso les planteó un triple reto, “pidiéndole al Padre la eficacia evangelizadora de nuestro esfuerzo, al Hijo la belleza de nuestro testimonio de vida y al Espíritu Santo un corazón lleno de caridad escondida que nos permita llegar a los hombres, aún de forma silenciosa”.
Implicar a los niños
Además, el Pontífice ahonda en el sentido del término “hermandad”, “todos distintos y todos unidos”, subrayando la unidad de los nazarenos con sus sacerdotes, con la parroquia como referencia. El Pontífice también se detiene en la importancia de involucrar a los niños en tareas como “llevar el agua, las cestas del incienso, sintiéndose importantes en lo que hacen, y a la vez anhelando poder crecer, y vestir el traje de los grandes, para poder cargar la cruz, para poder ponerse bajo el manto de su Santísima Madre”.
Especialmente significativo resulta que el Papa se detenga las “peculiaridades, ministerios, trabajos, que con tesón y paciencia” que componen cada procesión. “¡Qué gozo ver caminar el cortejo acompasado por el ritmo de una oración silenciosa, que sobrecoge el corazón de quien lo ve, sea que uno cargue, o que simplemente acompañe, que lleve un hábito de penitencia, o un rosario, es el mismo fervor, el mismo amor, notas de una misma partitura que sólo juntas trazan un canto de alabanza!”, comparte Francisco en un tomo poético.
