A unos días de celebrarse en Centroamérica la Jornada de Oración por Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega desterró a Panamá a otro sacerdote; se trata del padre Floriano Ceferino Vargas, quien desempeñaba su ministerio en la parroquia de San Martín de Porres, en el municipio de Nueva Guinea, de la Región Autónoma del Caribe Sur.
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La detención y posterior expulsión ocurrió luego de que el sacerdote fuera detenido por la Policía Nacional tras oficiar la misa vespertina el domingo 1 de diciembre. Hasta el momento ni las autoridades eclesiales ni gubernamentales han informado la causa.
Cabe recordar que el Secretariado Episcopal de América Central (Sedac) -que reúne al episcopado de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Panamá- convocó para el próximo 8 de diciembre a una Jornada de Oración por Nicaragua, en el marco de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Al menos 245 religiosos han sido expulsados de Nicaragua
El papa Francisco también se pronunció el pasado 2 de diciembre sobre la situación en el país centroamericano, refiriéndose a las “dificultades, incertidumbres y privaciones” que enfrenta la Iglesia en Nicaragua: “Estoy con ustedes”, les hizo saber el Pontífice, a través de una carta.
La anterior detención y expulsión registrada en Nicaragua fue el 13 de noviembre pasado, cuando el régimen sandinista expulsó al obispo de Jinotega, Carlos Enrique Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, por haber calificado de “sacrilegio” la interrupción de una misa, por parte de las autoridades de gobierno, al activar los altoparlantes fuera de la iglesia catedral.
Según el recuento de la abogada nicaragüense en el exilio, Martha P. Molina, desde el inicio de la crisis sociopolítica de 2018, a causa de una reforma al sistema de seguridad social, el gobierno de Daniel Ortega ha expulsado al menos a 245 religiosos, entre ellos, tres obispos, y uno más que se vio en la necesidad de abandonar el país, por orden del papa Francisco, al descubrirse un plan para asesinarlo.