“Donde hay cofradías, hermandades y devoción popular bien hecha, a través de la cual se evangeliza, hay vida en vida en abundancia, eclesial, humana y de bien. Donde no hay se nota esta carencia”. Esta es una de la reflexiones que Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaria de Estado de la Santa Sede, compartió este mediodía en una rueda de prensa con motivo del arranque del del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que se celebra en Sevilla hasta el domingo.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
El enviado especial del papa Francisco a este foro de encuentro y formación que cuenta con más de 1.800 inscritos defendió que las cofradías son hoy “grandes transmisoras de la fe, algo que está más presente en Andalucía que en ninguna otra parte de España y del mundo”.
Gran responsabilidad
En este sentido, echó un capote a la piedad popular, puesto que explicitó que “Muchas veces uno puede estar tentado de pensar que cofradías y hermandades solo están circunscritas a la parte devocional, pero aquí he podido descubrir todo lo que hacen las hermandades”. Así, el diplomático venezolano elogió cómo “entienden muy bien la gran responsabilidad que tienen que cumplir con la Iglesia y el pueblo de Sevilla”.
Entre los momentos más emotivos que está viviendo en la capital hispalense ha destacado la entrega de la Rosa de Oro a la Esperanza Macarena, una condecoración otorgada por el papa Francisco que Peña Parra ha sido el encargado de materializar. “Lo que sucedió en la basílica, la imaginación no hubiese llegado a un cuarto de lo que yo viví esa mañana”, confesó. Y prosiguió: “Ojalá todo el mundo tenga la oportunidad de vivir algo así. Se puede contar, pero no es lo mismo que vivirlo, falta la experiencia”.
Alegría y esperanza
De hecho, incluso desveló ante los periodistas que al salir del templo “vi a un grupo de jóvenes cofrades que comenzaron a gritar y a decir que el Papa era macareno”. “A mí me entraron ganas de ir corriendo para allá con ellos”, comentó, poniendo énfasis en la alegría como un rasgo fundamental del cristiano: “Es difícil concebir un sevillano triste, pero debemos evitar estar alegres sólo cuando todo va bien. La alegría no va ligada sólo al optimismo, sino a la esperanza”.
El número 3 del escalafón vaticano y uno de los hombres de confianza del Pontífice argentino estuvo acompañado en el encuentro con los medios por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses.