Regina Lynch, presidenta ejecutiva de ACN International, ha enfatizado el papel esencial de estas acciones: “Nuestra misión es rezar por los cristianos de Israel y de Gaza, darles voz y promover la paz entre los grupos religiosos. Sabemos que esta tarea puede parecer imposible para nosotros solos, pero confiamos en que Dios puede obrar a través de nuestras acciones”.
Crisis humana y espiritual sin precedentes
Este esfuerzo ha sido fundamental en una región donde el odio se percibe en cada rincón y las divisiones entre comunidades parecen insuperables, tal y como ha afirmado en rueda de prensa el cardenal Pizzaballa. El Patriarca de Jerusalén ha puesto de relieve la singularidad de esta guerra, marcada por un nivel de violencia y un impacto emocional sin precedentes. “Lo ocurrido el 7 de octubre de 2023, el ataque de Hamás a Israel, fue y sigue siendo un shock para ambas poblaciones. En Gaza, casi dos millones de personas están desplazadas, muchas viviendo en condiciones extremas en tiendas de campaña. La parroquia de la Sagrada Familia en Gaza ha acogido a varios desplazados, pero las necesidades son inmensas y crecientes y los niños llevan dos años sin poder asistir al colegio”. Y hace un llamamiento: “la necesidad más urgente es brindar ayuda humanitaria y sobre todo, educación”.
En este contexto de crisis humanitaria, la Iglesia local no solo busca aliviar el sufrimiento inmediato, sino también ofrecer un mensaje de esperanza. El Patriarca ha subrayado que el gran problema que existe además de la guerra, es que “el odio persiste y será uno de los mayores obstáculos a superar. Aunque la guerra termine, las divisiones y el resentimiento permanecerán, y la tarea de reconstruir relaciones será ardua”. Los cristianos en Gaza representan el 1,5% de la población, pero su presencia es necesaria, porque aporta un tono distinto a los encuentros entre judíos y musulmanes. “Nuestro papel es vital para sembrar esperanza y promover la reconciliación”, ha dicho Pizzaballa.
La ayuda humanitaria, pilar para la Iglesia viva
En el último año, ACN ha financiado cerca de 40 proyectos en Tierra Santa, con una inversión de 1,7 millones de euros, llevando alimentos, provisiones y asistencia a miles de personas afectadas por el conflicto. Este apoyo ha sido crucial para mantener viva la presencia cristiana en una región donde el peregrinaje, una fuente clave de identidad y sustento para las comunidades locales, se ha visto gravemente interrumpido, algo que preocupa especialmente: “Tierra Santa no es solo un lugar geográfico; es el corazón de nuestra memoria cristiana. Somos una iglesia viva, y nuestra misión es dar testimonio de fe y esperanza incluso en medio del sufrimiento. Necesitamos que la gente vuelva a venir, que mantenga la memoria histórica de Jesucristo“, agregó el Patriarca y espera que con el fin del conflicto con Líbano, se retome esta actividad. “No tengáis miedo a volver a peregrinar”, ha dicho.
Ante esta guerra que parece no tener fin, la Iglesia en Tierra Santa hace un llamado urgente a la comunidad internacional para unirse en oración y acción. “Pedimos orar para que los corazones sean transformados, porque solo así podremos superar las divisiones y mantener viva la esperanza en esta tierra donde comenzó nuestra fe y que ahora tanto la necesita”, ha pedido Pizzaballa.