El prefecto para las Causas de los Santos llama a redoblar la caridad de las hermandades en el Congreso Internacional de Hermandades de Sevilla
“En la Iglesia nunca es lícito promover un ‘culto externo’ que no vaya acompañado al mismo tiempo de disposiciones internas que lo animen. Hay que admitir que el riesgo es hoy más pronunciado que en el pasado”. Es la advertencia que el prefecto para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro lanzó ayer por la tarde durante su intervención en el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que acoge Sevilla hasta el próximo domingo.
Durante su conferencia, el purpurado italiano compartió que “si se realizan con devoción y dignidad cristiana, los ritos tradicionales pueden convertirse en valiosas catequesis y lo mismo se dirá de las diversas procesiones”.
Sin embargo, en su ponencia quiso poner negro sobre blanco sobre algunos peligros que pueden darse en el ámbito de la piedad popular y la liturgia. “Al loable empeño por ‘inculturar la liturgia’ debe corresponder siempre, como elemento equilibrador, el de vincular siempre la piedad popular con la vida litúrgica”, sentenció, para advertir a renglón seguido: “No valorar este vínculo es acreditar un culto externo y vacío”.
Semeraro recordó que “el respeto de las normas litúrgicas es el modo de respetar la necesaria armonía entre liturgia y piedad popular”. “Además, adaptar las prácticas devocionales a la liturgia exige mantener el ritmo propio del año litúrgico, con sus ritmos anuales y semanales”, especificó.
En su conferencia también puso en valor los “fines caritativos” de las cofradías: “Hoy ciertamente la prosperidad económica ha crecido en muchas partes, pero incluso allí donde lo ha hecho, sigue habiendo, como en el pasado, muchas zonas de pobreza, y todavía queda mucho por hacer en el campo de la solidaridad”. “Ahora bien, las Cofradías no son ciertamente sociedades de socorros mutuos y simples asociaciones filantrópicas”, remarcó.
En este sentido, instó a las hermandades a redoblar su compromiso con los últimos, pero, eso sí, para hacerlos desde Cristo. “A las viejas pobrezas se han añadido hoy otras nuevas, que desafían la caridad de la Iglesia: la drogadicción, la inmigración, así como las muchas pobrezas morales causadas por la soledad, la prostitución, la desestructuración familiar, etc.”, comentó. Y cerró su conferencia con una interrogante: “¿Puede ser la historia pasada de las Hermandades su historia futura?” “Permítanme, pues, imaginar a nuestras Hermandades como colaboradoras en la labor de nuestras Cáritas diocesanas y parroquiales”, remató.