El teólogo argentino reivindica el legado del papa Francisco en el Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular de Sevilla
El teólogo argentino Carlos María Galli está convencido de que la piedad popular “no es un residuo de devociones tradicionales o marginales, sino la expresión de la fe del Pueblo de Dios en un ‘ethos’ cultural determinado”. Este fue uno de los planteamientos vertebrales que lanzó ayer por la tarde, durante su conferencia en el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular de Sevilla, que se clausurará mañana.
Para el director de doctorado en la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina “el cristianismo popular atraviesa la historia de la Iglesia y marca la fisonomía del catolicismo latino, ibérico e hispanoamericano”. Desde ahí, defendió que “la religión popular latinoamericana, en su forma cultural más característica es expresión de la fe católica, una expresión privilegiada de la inculturación de la fe católica.
“La piedad popular no es la sola actitud interior de la fe, ni la mera práctica religiosa exterior”, expuso uno de los teólogos de referencia del papa Francisco, que a lo largo de su exposición echó mano de la encíclica programática ‘Evangelii Gaudium’ para argumentar sus reflexiones, así como las conferencias del CELAM de Medellín, Puebla y Aparecida.
Galli compartió que la religiosidad popular “incluye las creencias, las actitudes y la oración” y “genera una espiritualidad o una mística, la que en el cristianismo es obra del Espíritu de Dios”. A la vez, apuntó que se trata de “una forma activa con la cual el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo”. Por todo ello, “la piedad popular es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros”.
Por todo ello, reivindicó que “la teología debe aprender, profundizar, sistematizar las expresiones de la piedad católica popular que representan el sentido de la fe cristiana”. En esta misma línea, el sacerdote argentino apostó por desarrollar “una teología inculturada desde abajo y desde adentro parte de la fe expresada en la piedad popular”.
Es más, considera que hoy por hoy la teología ya “valora la piedad popular sin reducirla a las motivaciones de orden sicológico o sociológico que la generan, como en toda vivencia”. De la misma manera, aprecia que “la piedad católica es una expresión teologal y cultural del encuentro con Cristo, que contiene un potencial de santidad, justicia y misión”.
De hecho, subrayó que con el papa Francisco, “la teología del Pueblo de Dios recupera el lugar central que tuvo en el Concilio Vaticano II y que se desdibujó después de 1985 en documentos del magisterio”.
Con estas coordenadas, el teólogo explicó que, para entender la realidad de la piedad popular, exige acercarse con “la mirada del Buen Pastor, que no busca juzgar sino amar”.
De la misma manera, reivindicó la figura del laico al frente de las hermandades y cofradías como “un espacio libre en el cual los fieles siguen la guía del Espíritu sin la tutela del clericalismo”. A la vez, también puso de manifiesto cómo en la piedad popular, “Dios enriquece en la fe a los pobres de este mundo”. “Por eso, la opción por los pobres es una categoría teológica y debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria”, puntualizó.