El Gobierno peruano condecora a Miguel Cabrejos con la Medalla al mérito ciudadano por defender la democracia

07/12/2024 | Ángel Alberto Morillo

El arzobispo de Trujillo ha llevado las riendas del Episcopado peruano durante cuatro períodos, desde donde ha fungido como mediador en procesos de paz

Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del episcopado peruano

El Consejo de Ministros del Gobierno de Perú ha condecorado, este 7 de diciembre, a Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo y presidente de la Conferencia de obispos, con la “Medalla al mérito ciudadano”, distinción hecha por sus aportes al fortalecimiento de la institucionalidad, del Estado de Derecho y de la defensa de la democracia.

El propio Episcopado señaló que mediante Resolución ministerial 345-2024-PCM, suscrita por el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén Olaya, este reconocimiento “se otorga a las personas naturales y/o jurídicas que hayan destacado en el ejercicio de su profesión, oficio o hayan realizado actividades en beneficio de la Nación, de la sociedad, su comunidad o sus prójimos, siendo un ejemplo a seguir”.

Siendo Presdidente del Celam, apoyó la realización de la primera Asamblea Eclesial

Artífice de momentos eclesiales “clave”

Cabe recordar que Cabrejos “juega tiempo extra” como obispo en Perú tras haber alcanzado la edad canónica de jubilación en 2023. Es un voto de confianza que el papa Francisco le ha otorgado por sus méritos.

En 2019, fue presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), donde fue impulsor de la renovación de este organismo así como de la inauguración de su nueva sede. También apoyó de manera irrestricta la celebración de la primera Asamblea Eclesial de América Latina (2021) por solicitud del propio Bergoglio.

Además son cuatro períodos en los que el prelado ha estado al frente del Episcopado peruano. Desde esa instancia ha sido mediador de conflictos sociales como en los casos de Bagua, Amazonas, en junio 2009; Espinar, Cusco, Conga, en Cajamarca en 2012; o en el conflicto de Las Bambas, Apurímac, en 2019.

Una tarea pastoral alineada con la defensa de derechos humanos y apoyo a las comunidades vulnerables. Por eso el obispo franciscano se ha empeñado en que la Iglesia sirva de puente entre comunidades, sociedad y gobierno.