El papa Francisco recibió en audiencia a 11 nuevos embajadores Extraordinarios y Plenipotenciarios ante la Santa Sede no residentes, los de India, Jordania, Dinamarca, Luxemburgo, República Democrática de Santo Tomé y Príncipe, Ruanda, Turkmenistán, Argelia, Bangladesh, Zimbabue y Kenia. Estos diplomáticos llegan al cargo, según el pontífice, en un momento “crítico” por “los continuos efectos devastadores del cambio climático, que afectan especialmente a las naciones en desarrollo y a los miembros más pobres de la sociedad; pienso en los conflictos armados, que causan indecibles sufrimientos a tantos hermanos y hermanas nuestros; y en la difícil situación de innumerables migrantes y refugiados que huyen de sus patrias en busca de un futuro mejor para sus familias”.
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Neutralidad positiva
Francisco les invitó a pensar en “soluciones globales y a largo plazo” en su tarea diplomática. “En medio de dificultades, derrotas, enfrentamientos armados y reivindicaciones contrapuestas de estar del lado de la ley, la comunidad internacional no puede renunciar a su deber de buscar la paz fomentando el diálogo, la reconciliación, la comprensión mutua, el respeto de la dignidad y de los derechos de cada persona y de cada pueblo, y las exigencias del derecho internacional”, reclamó el Papa.
Además, destacó que la diplomacia de la Santa Sede busca “a través de su ‘neutralidad positiva’ –y no digo ‘neutralidad’, digo ‘neutralidad positiva’– pretende contribuir a la resolución de conflictos y otras cuestiones poniendo de relieve su dimensión ética intrínseca”. Una tarea que llevan adelante legados “discretos, pacientes y persistentes” desde “el respeto mutuo, la buena voluntad y la convicción moral” como si fueran “pasos de minuet”, bromeó el Papa la proponer dar “pequeños pasos para lograr la armonía”. “Su actividad, a menudo discreta y escondida, ayudará a sembrar las semillas de un futuro de esperanza para nuestro mundo cansado de guerras”, concluyó.