Vaticano

Francisco pide a la Inmaculada en el ángelus “llegar a la fiesta de Navidad con un alto el fuego en todos los frentes de guerra”

El Pontífice presenta a María como “una mujer de un pequeño pueblo periférico que es llamada al centro de la historia para siempre”





Tras la misa con los nuevos cardenales, el papa Francisco presidió la oración mariana del ángelus en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Ante los fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro mostró su cercanía a los nicaragüenses invitando a todos a rezar en el día de su patrona en quien pone su esperanza “en las dificultades y la incerteza” para que con una “diálogo constructivo lleguen a la paz, la fraternidad y la armonía”. Paz que pidió para Oriente Medio, Ucrania, Siria, Myanmar… para, pidió a la comunidad internacional, “llegar a la fiesta de Navidad con un alto el fuego en todos los frentes de guerra”. También rezó y clamó la conmutación de las penas por quienes en los Estados Unidos están detenidos en el corredor de la muerte.



Volver a sonreír y esperar

Comentando el evangelio de la Anunciación (cf. Lc 1, 26-38) que invitó a releer en el día de hoy, el Papa señaló que “es una escena que suscita el mayor asombro y emoción porque Dios, el Altísimo, el Omnipotente, a través del Ángel dialoga –¡dialoga!– con una joven de Nazaret, pidiéndole su colaboración en su plan de salvación”. Como la creación de Adán de la Capilla Sixtina, prosiguió Francisco, “aquí, lo humano y lo divino se encuentran, al comienzo de nuestra Redención, en el instante bendito en que la Virgen María pronuncia su ‘sí’”.

María es, destacó el Pontífice, “una mujer de un pequeño pueblo periférico es llamada al centro de la historia para siempre: el destino de la humanidad depende de su respuesta, y la humanidad puede volver a sonreír y esperar, porque su destino ha sido puesto en buenas manos”. María como Inmaculada está “enteramente al servicio de la Palabra de Dios, siempre con el Señor, a quien se confía por entero. No hay nada en ella que se resista a su voluntad, nada que se oponga a la verdad y a la caridad”

“¿Dónde pongo mi esperanza? ¿En la fuerza, en el dinero, en los amigos poderosos o en la infinita misericordia de Dios?”, preguntó el Papa. “Frente a los falsos modelos relucientes que circulan en los medios de comunicación y en internet, ¿dónde busco mi felicidad? ¿Dónde está el tesoro de mi corazón? ¿Está en el hecho de que Dios me ama gratuitamente, que su amor va siempre por delante de mí y está dispuesto a perdonarme cuando vuelvo arrepentido a Él? ¿O me engaño a mí mismo tratando de afirmar mi yo y mi voluntad a toda costa?”, apeló ante la plaza. “Al acercarse la apertura de la Puerta Santa del Jubileo, abramos las puertas de nuestro corazón y de nuestra mente al Señor Jesús, nacido de María Inmaculada, e imploremos la intercesión de la Madre para que Él venga a habitar en nuestras vidas”, concluyó recomendando hacer “una buena confesión” en estos días ya que “el Señor perdona todo, todo”.

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