“Si vos no lo mirás a los ojos al mendigo, si vos no le tocás la mano, tu limosna no vale nada, porque no sale de tu corazón, sale sólo de tu bolsillo. Prediquen esto: mirar a los ojos y tocar la mano”. Con este encargo se despidió esta mañana el papa Francisco de la Comisión Permanente de Manos Unidas, la plataforma eclesial española fundada en 1959 por las mujeres de Acción Católica para acabar con el hambre en el mundo.
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Hoy, 65 años después, esta lucha se traduce en 550 proyectos de desarrollo en 51 países por importe de 40,7 millones de euros, gracias a 6.000 voluntarios y 71.442 socios y de entidades, empresas, organismos públicos e instituciones comprometidas.
Sensibilidad y fortaleza
Por todo ello, las responsables de Manos Unidas fueron recibidas en el Palacio Apostólico por el Pontífice argentino, con su presidenta, Cecilia Pilar, al frente, y acompañados de su consiliario y obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Santos Montoya.
Jorge Mario Bergoglio puso en valor “la sensibilidad y la fortaleza propias del genio femenino” que lleva Manos Unidas en su ADN y les puso como referente a la Virgen María. “Nosotros estamos acostumbrados con esta cultura machista, a tener a la mujer, no digo como el perrito o el gato de la casa, pero como un ser humano de segunda categoría y nos olvidamos de que las que llevan adelante el mundo son las mujeres y —dicen algunos— son las que mandan”, enfatizó el Papa. Esta reflexión la completó subrayando que es la mujer la que “lleva adelante una familia, que lleva adelante los pueblos, que se acerca a la necesidad, esa sensibilidad tan rica de la mujer”.
Compasión y tenacidad
A partir de ahí, hizo referencia también a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, subrayando que es médico y madre de siete hijos. El Papa explicó que le preguntó en una ocasión cómo había resuelto ella una crisis económica. “Empezó a hacer un gesto con las manos… Y respondió: ‘Como hacemos las mamás’”. Esta anécdota le sirvió al Papa para reivindicar la “genialidad” de la mujer, esto es, “el genio femenino” que se ve acompañado de “compasión” y “tenacidad”.
En una conversación abierta con el equipo de la entidad, Francisco recordó que hace un par de años le visitó Cindy H. McCain, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. “Me dijo que ellos con toda la campaña apenas alcanzan a cubrir el 15% del hambre en el mundo”, comentó el Papa, que calificó este dado como “muy duro”.
Aterrizando en la labor de Manos Unidas, el Papa explicó que su cometido “se hace posible solamente con una visión cristiana del ser humano, que tenga como fundamento el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia”. “Hermanas y hermanos, los animo a seguir adelante con su hermosa misión de voluntariado, de asistencia, de caminar juntos”, apuntó luego sobre su contribución “a la mejora material, al progreso moral y desarrollo espiritual de los más frágiles y necesitados, para ayudarlos a conseguir una vida que responda a la dignidad de hijos de Dios”.