En una emotiva audiencia celebrada este miércoles en el Aula Pablo VI, el Jorge Mario Bergoglio dirigió un mensaje cargado de esperanza y compromiso hacia Siria, un país que atraviesa un momento delicado en su historia. El pontífice expresó su deseo de que se alcance una solución política que promueva estabilidad y permita al pueblo sirio vivir en paz y seguridad en su tierra.
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“Rezo por la intercesión de la Virgen María para que el pueblo sirio encuentre la paz que tanto anhela y que las diversas religiones avancen en el respeto recíproco, tras años de sufrimiento por la guerra”, manifestó el papa.
Durante su intervención, Francisco también extendió sus pensamientos a otros conflictos que aquejan al mundo, como la guerra en Ucrania y las tensiones en Palestina, Israel y Myanmar. “La guerra siempre es una derrota. Recemos por la paz”, subrayó, llamando a la reflexión y la oración.
El convencimiento del amor
En el marco de la catequesis, el papa cerró el ciclo titulado El Espíritu y la Esposa, abordando la relación inseparable entre el Espíritu Santo y la Iglesia en el contexto de la salvación. Citando pasajes bíblicos y escritos apostólicos, recordó cómo el clamor “¡Ven, Señor!” ha resonado a lo largo de la historia cristiana como una expresión de esperanza en el regreso glorioso de Cristo.
El papa destacó que la esperanza cristiana no es un concepto vacío ni un deseo vago, sino una virtud activa fundamentada en la fidelidad de Dios. “El Espíritu Santo es la fuente inagotable de esperanza, quien impulsa a la Iglesia y la humanidad hacia adelante, incluso en los momentos más oscuros“, afirmó.
Dirigiéndose a los fieles, el pontífice hizo un llamado a ser sembradores de esperanza, irradiando este don a un mundo que a menudo parece perder rumbo. “No es la fuerza de los argumentos lo que convencerá, sino el amor que sepamos transmitir“, concluyó, exhortando a una evangelización cargada de dulzura y respeto.