El Pontífice recibe a los representantes de esta confesión que aglutina a más de 80 millones de creyentes en 138 países
Cercanía y buen humor. Son las notas que distinguieron el encuentro que mantuvo esta mañana el papa Francisco en la Santa Sede con la delegación del Consejo Metodista Mundial en el palacio apostólico.
“Durante mucho tiempo, entre metodistas y católicos, éramos extraños e incluso desconfiados”, expresó el Pontífice ante el grupo, que estaba liderado por la obispa Debra Wallace-Padgett y el reverendo Reynaldo Ferreira Leão-Neto. Presidenta y secretario General del Consejo Metodista Mundial, están al frente de estas confesiones cristianas que aglutinan a 80 millones de cristianos en 138 países.
Francisco, subrayó que el Concilio Vaticano II abrió la puerta a avanzar “juntos en el conocimiento, la comprensión y, sobre todo, en el amor mutuo”. “Esto nos ayuda a profundizar la comunión entre nosotros”, añadió.
Por ello, echó mano de los 1.700 años del Concilio Ecuménico de Nicea, que se celebrará en 2025 para subrayar la necesidad de “ofrecer signos de esperanza que testimonien la presencia de Dios en el mundo” en “el camino hacia la unidad”.
Fue entonces, cuando en un golpe de espontaneidad, Jorge Mario Bergoglio, quiso traer al encuentro con los metodistas a la figura de Ioannis Zizioulas, obispo metropolitano ortodoxo de Pérgamo del Patriarcado de Constantinopla, que falleció hace un año: “Me acuerdo de algo que dijo el gran Zizioulas, aquel obispo ortodoxo, es decir, que él ya sabía la fecha de la unión, sabía la fecha de la unidad: ¡sería el día después del juicio final!”.
“¡Este Zīzioulas fue genial!”, bromeó el Papa, asegurando que “mientras tanto, debemos caminar juntos, como hermanos, orar juntos, dar caridad juntos y avanzar juntos en el diálogo”.