Miles de personas avanzan hacia el norte de México para cruzar a Estados Unidos, mientras los templos temen dejar de ser lugar de refugio
La primera caravana migrante registrada en México, en lo que va de la nueva administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, ha partido del estado de Chiapas, y se dirige rumbo al centro del país; los migrantes avanzan contrarreloj, pues tienen como objetivo llegar a los Estados Unidos antes del 20 de enero, cuando el presidente Donald Trump asuma el poder y comience a implementar políticas migratorias más severas.
Originarios principalmente de Honduras, El Salvador, Guatemala, Haití y Venezuela, unos 1,500 migrantes caminan de noche, evitando la dispersión, para no ser detenidos por los agentes del Instituto Nacional de Migración o ser víctimas del crimen organizado.
En tanto, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido una vez más que, una vez que tome posesión del cargo, promoverá nuevas políticas migratorias, entre ellas, una deportación masiva histórica, con la ayuda del Ejército, y la continuación del levantamiento de un muro en la frontera con México.
Otra de las políticas anunciadas por Donald Trump es aquella que busca echar abajo la restricción que tienen los agentes de migración de arrestar a individuos indocumentados en o cerca de lugares sensibles, como son las iglesias.
Esto implicaría que los templos dejen de ser santuarios de protección para los migrantes, por lo que la Iglesia en los Estados Unidos -que desempeña un papel crucial en el apoyo a estos hermanos, especialmente a los recién llegados o aquellos en tránsito- ha encendido focos rojos.
Cabe recordar que las iglesias católicas en la Unión Americana frecuentemente funcionan como refugios temporales y ofrecen espacios dedicados al descanso y la recuperación de los migrantes. Además, muchas de ellas administran bancos de alimentos, dan ropa y proporcionan otros recursos esenciales para satisfacer las necesidades inmediatas de quienes llegan a ese país en busca de mejores condiciones de vida.
Hace unas semanas, a través de un comunicado, la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos recordaron a la próxima administración de Donald Trump que los inmigrantes han sido esenciales para el crecimiento y la prosperidad de ese país.
“Llegan a nuestras costas como extraños, atraídos por las promesas que ofrece esta tierra y se convierten en estadounidenses. Continúan brindando seguridad alimentaria, servicios de salud y muchas otras habilidades esenciales que apoyan a nuestra próspera nación”, señalaron.
Por lo anterior, pidieron a la administración entrante trabajar por un “un sistema de inmigración que ofrezca caminos justos y generosos hacia la ciudadanía para los inmigrantes que viven y trabajan desde hace muchos años dentro de nuestras fronteras.
Un sistema -dijeron- que brinde “alivio permanente para los inmigrantes que llegan en la infancia, que ayude a mantener a familias juntas y que dé la bienvenida a refugiados”.