El ex arzobispo de Canterbury, Lord George Carey, ha renunciado a su permiso para oficiar como sacerdote en la Iglesia de Inglaterra después de conocerse unas revelaciones procedentes de una investigación de la BBC. El informe señaló que Carey había respaldado el regreso al sacerdocio de un clérigo acusado de abuso sexual a menores, David Tudor, quien había sido suspendido por la Iglesia en la década de 1980.
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Carey deja el cargo apenas un mes después de que lo hiciera el actual arzobispo de Canterbury, Justin Welby. El primado de la Iglesia de Inglaterra presntó su dimisión ante el rey Carlos III al confirmarse su inacción por los abusos continuados del abogado canadiense John Smyth, responsable de campamentos cristianos
Un pasado controvertido: el caso de David Tudor
El caso de Carey, está vinculado a David Tudor, acusado de agresiones contra adolescentes, había sido inicialmente apartado del ministerio por un período de cinco años. Sin embargo, en 1993, Lord Carey, entonces arzobispo de Canterbury, permitió que Tudor regresara al servicio bajo supervisión, una decisión que tomó “con cierta inquietud”, según registros de la Iglesia.
Documentos obtenidos durante la investigación sugieren que Carey no solo autorizó su regreso, sino que también ayudó a Tudor a obtener un nuevo puesto. Incluso eliminó el nombre del sacerdote de la lista central de clérigos sancionados, un acto que la Iglesia reconoció como inadecuado y contrario a las normativas actuales que priorizan a las víctimas.
Renuncia y reflexión
Durante el proceso de la investigación, Carey declaró no recordar a Tudor ni las circunstancias específicas de su caso, lo que ha suscitado dudas sobre la supervisión en su mandato. En una carta fechada el 4 de diciembre, el ex arzobispo anunció su decisión de renunciar a su permiso para oficiar, alegando su avanzada edad y un ministerio activo que comenzó en 1962. “Ha sido un honor servir en diversas diócesis durante más de 60 años”, escribió Carey, quien ahora tiene 89 años. Los datos obtenidos durante la indagación de los hechos, contradice los motivos de renuncia que alega el ex arzobispo.
Su renuncia se suma a un contexto de crisis para la Iglesia de Inglaterra, marcada por casos de abusos sexuales a menores, mal gestionados. El actual arzobispo de Canterbury, Justin Welby, también dimitió recientemente tras otro escándalo similar, dejando un legado de desconfianza y un llamamiento a una reforma más profunda.