El pasado 18 de diciembre de 2023, hace un año, la Santa Sede daba a conocer ‘Fiducia supplicans’, una declaración de Doctrina de la Fe, firmada por su prefecto, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, y ratificada por el papa Francisco, que abría una puerta hasta entonces cerrada: la aprobación para “bendecir a parejas en situaciones irregulares”, como divorciados vueltos a casar y parejas solteras que no se han dado todavía el sí quiero en el altar, y “a parejas del mismo sexo”.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Aunque desde el primer momento se aclaraba que no pretendía fijarse un “sacramento”, un “ritual” o una “ceremonia”, sino que se limitaba a una mera bendición a las personas en esa situación, en un claro gesto de cercanía de la comunidad eclesial, la polvareda que se despertó en determinados ambientes eclesiales fue enorme, especialmente en lo relativo a las bendiciones a las parejas homosexuales.
“Un abuso grave”
Uno de los primeros en posicionarse en contra fue el español Rafael Escudero López-Brea, obispo de Moyobamba (Perú), que publicó una carta pastoral en la que pidió a los 51 sacerdotes de su diócesis que no siguieran las recomendaciones del documento de Doctrina de la Fe. A su juicio, “ante el desconcierto sin precedentes” provocado por la declaración vaticana, había que rechazar algo que “daña la comunión de la Iglesia” y es “un abuso grave del Santísimo Nombre de Dios, que se invoca sobre una unión objetivamente pecaminosa de fornicación, adulterio o, aún peor, de actividad homosexual”.
No se quedó atrás el cardenal guineano Robert Sarah, uno de los más críticos contra Francisco, que aseguró que “nos oponemos firme y radicalmente a una herejía que socava gravemente a la Iglesia”. De hecho, mostró su “aliento” a “todas las conferencias episcopales” y a “cada obispo” para que rechazaran la declaración de Doctrina de la Fe. Ya adelantó que a “la Iglesia en África” le resultaría “imposible aceptar ideologías inhumanas promovidas por un Occidente descristianizado y decadente”.
Y así fue… Hasta el punto de que, el 11 de enero, el papa Francisco dio “el visto bueno para que las bendiciones a las parejas homosexuales no se impartan en África”. Así lo recogía un documento firmado por el cardenal Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasa y presidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (Secam), el organismo que aglutina a todos los obispos del continente negro.
Una realidad… inexistente
De esta manera, el Pontífice argentino dio la libertad que le corresponde a cada obispo local “en el discernimiento de cuestiones prácticas pastorales”. Aunque no pasaron desapercibidas las declaraciones de Ambongo unos días después: “En nuestro continente no existe la homosexualidad”.
Eso sí, al poco, los obispos del Magreb se distanciaron de ese planteamiento y se mostraron abiertos a esta práctica pastoral, demostrando que no hay una visión monolítica en África y en sus múltiples realidades sociales y eclesiales.
También era de esperar una reacción furibunda por parte de dos de los mayores ‘opositores’ a Bergoglio: el obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán), Athanasius Schneider, que llamó al Papa a “arrepentirse”; y el arzobispo emérito de Tylor, Texas (Estados Unidos), Joseph Strickland, que, tras ser cesado por calificar de “hereje” al Pontífice, tachó de “cismático” el documento vaticano.
Consecuencias ecuménicas
Pero, más allá del catolicismo, ‘Fiducia supplicans’ generó una controversia en el ámbito ecuménico. Así, el Sínodo de la Iglesia Copta anunció en marzo que, debido a su rechazo de la posibilidad de ofrecer una bendición a personas homosexuales, se optaba por “suspender el diálogo teológico con la Iglesia católica”.
Dos meses después, el propio prefecto de Doctrina de la Fe viajó a El Cairo para tener un encuentro personal con el patriarca copto, Tawadros II. En un fraternal diálogo, el cardenal Víctor Manuel Fernández “confirmó que la Iglesia católica está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo”. De hecho, “la Iglesia católica comparte [con el Sínodo Copto] las enseñanzas y evalúa positivamente su enfoque pastoral”.
De un modo concreto, Fernández repitió un argumento que Francisco ha repetido numerosas veces estos meses. Y es que “no se bendice la unión entre las personas. Si se presentan juntas, se bendice a las personas, haciendo la señal de la cruz a cada uno y añadiendo una breve oración. Pero esto debe ocurrir de manera breve, espontánea, sin ningún rito, sin ornamentos litúrgicos y sin ninguna manifestación externa que pueda hacer confundir esa bendición con una boda”. Para ello, hay que “garantizar que este tipo de bendiciones sencillas, espontáneas y pastorales puedan impartirse también en la calle, con ocasión de las peregrinaciones, y puedan ser recibidas por todos, en cualquier condición en que se encuentren”.
Reacciones positivas
Por supuesto, también hubo reacciones positivas, como la de Jaime Spengler, presidente del Episcopado brasileño, que recordó que, en la Iglesia, desde siempre, “se bendicen objetos, fechas especiales, personas”.
Los obispos de Francia, de un modo colegiado, alabaron la “acogida incondicional” que supone ‘Fiducia supplicans’ y afirmaron recibirla “como un estímulo a los pastores para que bendigan generosamente a quienes se acercan a ellos humildemente pidiendo la ayuda de Dios”.
El secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, tirando de su ‘finezza’ diplomática, aseveró que “es un buen documento”, pues “la Iglesia de hoy no es la de hace 2.000 años”. Con todo, reconocía que “se ha tocado un punto muy, muy delicado, muy sensible, que requerirá un análisis muy profundo”.
Ministerio de la paz
Más de un mes tardaron los obispos de Italia en mostrar su apoyo a Francisco, pero lo hicieron a través de su presidente, el cardenal Matteo Zuppi, que, en el Consejo Permanente de del Episcopado, insistió en que “no dejemos solo al Santo Padre en el ministerio de la paz”.
El arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Rogelio Cabrera López, también saludó ‘Fiducia supplicans’ y dijo que es una propuesta pastoral del papa Francisco que “busca mostrar una Iglesia cercana a todas las personas”, comprender su situación de vida y “mostrarles la mirada misericordiosa de Dios, que los entiende y los llama a transformar la vida, dándoles las herramientas de su bendición y de su amor”.
En España, hubo una recogida de firmas por parte de sacerdotes para exigir la retirada del documento, pero no contó con excesivos apoyos y diversos obispos de las diócesis en las que hubo rúbricas exigieron que estas se retiraran.