Aunque la apertura oficial del Año Santo tendrá lugar este domingo en la catedral, Ginés García Beltrán celebró ayer una eucaristía en la prisión madrileña vinculada a este tiempo de gracia
El obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, inició ayer los actos del Año Santo en la Diócesis de Getafe en el Centro Penitenciario Madrid III, con una eucaristía encaminada a promover los principios del lema jubilar ‘Peregrinos de Esperanza’. En su homilía alentó a los presos a liberarse del mal mediante la gracia y la esperanza en Jesús de Nazaret.
Acompañado por más de cien reclusos, el capellán penitenciario Pablo Morata y otros sacerdotes, inició la jornada comenzó con la transmisión en directo de la apertura de la Puerta Santa en la cárcel romana de Rebibbia por el papa Francisco.
Posteriormente, García Beltrán realizó una apertura simbólica en Valdemoro, en un acto preparado por los voluntarios de la Asociación Entre Pinto y Valdemoro.
“Aquí no tenemos una Puerta Santa como en San Pedro, ni siquiera como en la cárcel de Roma. Sí que posiblemente tenemos una llave, y uno puede preguntar: ¿para qué quiero llave si no tengo puerta? Porque yo creo que lo ha dicho el papa de alguna manera, todos sí tenemos una puerta, que es la puerta de nuestro corazón”, expresó el obispo.
Justo después, apuntó que “muchas veces, la mayoría de las veces, la mayor falta de libertad no está afuera, aunque la de afuera, que voy a deciros que no sepáis, es muy difícil, es muy dura, pero muchas veces la puerta de afuera lo que está reflejando es la puerta de dentro, que está cerrada y que yo no puedo abrir. ¿Pero yo puedo abrir alguna puerta? Pues posiblemente la de la cárcel no, pero la de mi corazón, sí. Por tanto, hoy tenemos una gran invitación”.
El pastor de Getafe agregó que “la cárcel puede ser un lugar para el mal, pero también puede ser una oportunidad para el bien. Yo estoy seguro de que si nosotros, si vosotros, pusiéramos uno encima de otro los motivos que tenemos para la desesperanza, haríamos una montaña”. “En medio de esa montaña de motivos para la desesperanza, se mete una niña pequeñita que no hace ruido, que no ocupa mucho lugar, pero que después se hace grande, que se llama esperanza”, afirmó en el salón de actos de la prisión. Instó a los presentes a no perderla, recordando que “lo más triste y lo que más puede matar a un hombre no es estar en la cárcel o no estarlo, sino haber perdido la esperanza”.
En su homilía, el obispo se dirigió a los reclusos con palabras de aliento y esperanza. “Es una alegría el poder celebrar estos días tan bonitos, tan entrañables, tan agridulces también para vosotros, porque son días también de añoranza“, expresó.
“Un año jubilar es un año de gracia, un año de liberación. Y la Iglesia nos invita a mirar donde está la verdadera gracia y donde está también la verdadera liberación“, continuó.
Aludiendo al lema del Jubileo indicó que “somos peregrinos de esperanza, porque nosotros sabemos que todo puede cambiar y además sabemos que nuestra esperanza tiene un nombre y ese nombre es Jesucristo“. “En medio de las tinieblas que todos tenemos, vosotros también, quizás de un modo especial, siempre hay un rayo de luz que se llama esperanza. Dice San Pablo también: esperar contra toda la esperanza. Queridos hermanos, no perdamos la esperanza“, pidió.
Antes de concluir la homilía apostilló que “la que es capaz de romper las rejas es la esperanza”. “La esperanza, que ya he dicho, tiene un nombre. La esperanza que no se acaba nunca: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el que ha nacido de la Virgen María en Belén, ha terminado“, sentenció.
La celebración concluyó con un momento de adoración al Niño Jesús, donde los reclusos pudieron acercarse al altar mientras el obispo sostenía la imagen. Este acto en la cárcel de Valdemoro se suma a las celebraciones del Jubileo 2025, que comenzará oficialmente en la diócesis de Getafe el domingo 29 de diciembre con una misa en la catedral.