El Jubileo ordinario será para muchos un reencuentro con la palabra ‘esperanza’. Para las religiosas adoratrices, es algo más que una compañera de camino. El Proyecto Esperanza, o lo que es lo mismo, la columna vertebral en su lucha contra la trata que traduce en misión su carisma fundacional, se convertirá este 2025 en referente para toda la Iglesia española.
La Conferencia Episcopal ha elegido a las víctimas de trata de personas y explotación sexual y laboral como el proyecto nacional incluido en la Guía del Peregrino para este Año Santo, una invitación a toda la sociedad para sensibilizarse y movilizarse en la lucha contra esta grave violación de los derechos humanos.
Ana Almarza, religiosa adoratriz y una de las promotoras del Proyecto Esperanza, explica a ‘Vida Nueva’ el verdadero sentido de su acción para el año nuevo: “Celebrar un Jubileo es mucho más que una fecha en el calendario. Es un momento único para renovar nuestra fe, para vivir de manera consciente la salvación que Jesús nos ha traído, especialmente para nuestras hermanas más necesitadas, heridas por la violencia y la injusticia”.
Desde su fundación en 1856, las adoratrices han trabajado incansablemente para combatir la explotación con más 60 centros de acogida en todo el mundo centrados en la atención integral de mujeres y niñas víctimas de trata, prostitución y violencia, ofreciendo refugio y herramientas para reconstruir sus vidas.
En este contexto, su máxima para 2025 pasa por redoblar sus estructuras y su pasión. “Nuestro compromiso es restaurar la dignidad de cada mujer que ha sufrido explotación, ayudándola a transformar el sufrimiento en esperanza y empoderamiento. Este trabajo es parte esencial de nuestro carisma, que busca acompañar, liberar y dignificar”, relata Consuelo Rojo, directora de las Adoratrices en España.
“El Jubileo nos invita a mirar a nuestras hermanas más vulnerables, a descubrir su realidad y a comprometernos con ellas. A través de los materiales que hemos preparado, queremos que las comunidades cristianas conozcan el sufrimiento de las víctimas y cómo la Iglesia está respondiendo. Más allá de sensibilizar, el Jubileo nos llama a un compromiso concreto y transformador”, enfatiza Almarza.
Este desafío se traduce en la Fundación Amaranta, surgida en 1997 para dar soporte al Proyecto Esperanza. Consuelo Rojo agrega que “la trata y la explotación son realidades que hieren profundamente el corazón de nuestra humanidad y no podemos mirar hacia otro lado. Debemos enfrentarlas con decisión, desde la oración, la reflexión y la acción”.
Las religiosas están preparando diversas actividades para conmemorar el Jubileo. Aunque no se han publicado detalles específicos sobre estas, han expresado su entusiasmo por participar en este evento. “Queremos que este Año Jubilar sea un tiempo para reflexionar y llamar a la acción”, insiste Almarza, que explica que los materiales elaborados en la Guía del Peregrino “incluyen sugerencias de compromiso concreto, desde pequeñas actuaciones hasta formas más estructuradas de implicación en la lucha contra la trata. También promovemos la oración, como un gesto que transforma corazones y abre caminos hacia la reconciliación y la sanación”.
En 2023, a través de sus centros y proyectos, lograron impactar directamente la vida de más de 2.500 mujeres y niñas, ofreciendo oportunidades para su rehabilitación y seguridad en sí mismas. Como recuerda la directora de las adoratrices, “no solo se trata de acompañar a las víctimas, sino también para orar por quienes perpetúan estas injusticias. Debemos pedir a Dios que toque sus corazones y los libere de las cadenas del odio y la indiferencia. Es un llamado a construir un mundo donde todos vivamos con dignidad y amor”.