Miles de peregrinos recorrieron los casi 50 kilómetros desde Coquimbo, en la Región de La Serena, subiendo hasta el pequeño poblado de Andacollo. Con apenas 12.000 habitantes, recibe una multitud que llega a orar, bailar y celebrar a la Virgen del Rosario.
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Soledad Ibacache, peregrina que llegó desde Ovalle, a 90 kilómetros, destaca la belleza de esta gran demostración de fe: “¡Esto es hermoso! he venido tres años seguidos y me parece todo muy lindo. Maravilloso ver como cada año más personas vienen con fe y devoción al encuentro con Cristo a través de nuestra Madre”, afirmó.
El rector del Santuario, Adam Bartyzol, dijo: “Es conmovedor ver cómo el cariño y la devoción a la Virgen María nos lleva a Jesús. La Virgen María es un “puente” hacia nuestro Salvador, y la forma en que la comunidad de Andacollo la honra es un testimonio de su amor por Cristo”.
La fiesta más antigua
Andacollo está a 1.125 metros sobre el nivel del mar, en la arquidiócesis de La Serena en el norte de Chile. Zona árida con pequeños sectores para cultivo agrícola, principalmente en las quebradas. El pueblo tiene orígenes prehispánicos en la cultura El Molle, indígenas que explotaban el cobre, plata y oro, abundantes en la zona. Hacia 1420 los Incas extendieron su dominio, desde el Cusco en Perú hacia el sur y transformaron este sector en una colonia minera. El nombre ‘Andacollo’ es de origen quechua.
La devoción se inició durante la conquista española cuando un indígena encontró una pequeña imagen de la Virgen María, posiblemente extraviada a algún español mientras huía después que la ciudad de La Serena fue arrasada, en 1549. Tal vez en sus inicios la devoción estuvo relacionada con la Pachamama (Madre Tierra) a quien le pueden haber dedicado bailes de origen Alto Perú (Bolivia). Se propagó con rapidez. Hoy es la fiesta de religiosidad popular más tradicional y antigua del país. Una de las más multitudinarias.
La cercanía con la Navidad, limita la concurrencia de peregrinos en esta fiesta ‘grande’. En octubre se celebra la ‘fiesta chica’ que suele reunir más de cien mil devotos.
Este año, la novena previa fue presidida por el obispo auxiliar, Enrique Balzán, quien también presidió la Misa de Nochebuena y la de la Natividad del Señor.
El jueves 26, día de la celebración, desde la madrugada empezaron a llegar miles de peregrinos y varios bailes religiosos que participaron en la Misa de la fiesta presidida por el arzobispo de La Serena, René Rebolledo. Allí se expresó el fervor entusiasta de los devotos que llegó a su culminación durante la procesión de la Virgen esa tarde, por las calles del pueblo.
Patrimonio Cultural inmaterial
Esta vez la celebración tuvo un acto especial. Al término de la Misa, el senador de la República, Sergio Gaona, junto a Gustavo Pacheco Villar y Eduardo Chiliquinga, presidente y secretario general del Parlamento Andino respectivamente, entregaron al arzobispo Rebolledo la Resolución N°35, de ese Parlamento, la que reconoce a esta fiesta en Honor a la Virgen de Andacollo como Patrimonio Histórico y Cultural Inmaterial de la Región Andina.
El Tratado Constitutivo del Parlamento Andino fue firmado en La Paz, Bolivia, el 25 de octubre de 1979 y entró en vigor el 17 de diciembre de ese mismo año. Es un órgano derivado del Acuerdo de Cartagena, tratado internacional que creó la Comunidad Andina (CAN), firmado el 26 de mayo de 1969 en Cartagena de Indias, Colombia. Los países signatarios fueron Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú. El Parlamento Andino, cuya sede está en Bogotá, Colombia, es un órgano deliberante que tiene como objetivo armonizar las leyes de los países miembros, apoyar prácticas gubernamentales exitosas y asegurar la regionalización de las políticas públicas.
El arzobispo agradeció al Parlamento Andino esta distinción a la celebración de la Virgen de Andacollo: “Es la manifestación de la fe del pueblo en Jesucristo Salvador, expresando también su devoción, gran amor y confianza a la Virgen santa. Ambas fiestas, la así denominada Chica y la Grande, son acontecimientos eclesiales extraordinarios, donde los peregrinos, junto a los integrantes de los bailes religiosos, los anderos, los guardias de honor y miembros de tantas otras entidades, manifiestan su fe, celebran con fervor y esperanza, expresan sus sentimientos de gratitud y se confían al Señor y a su santa Madre para proseguir por el camino experimentado: subir a la montaña, para acoger el gran don de Dios, Jesucristo nuestro Señor. Seguir contando también con la materna intercesión de quien tanto aprecian, la Chinita de Andacollo”, dijo Rebolledo.