El arzobispo Luis Argüello abre el Año Santo en Valladolid desde la basílica-santuario nacional de la Gran Promesa
La basílica—santuario nacional de la Gran Promesa fue el lugar elegido por la Archidiócesis de Valladolid para celebrar la eucaristía de apertura del Jubileo 2025. Hasta allí se dirigieron cientos de fieles en procesión en la tarde de este domingo desde la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol, donde se dio lectura a varios pasajes de la bula de convocación del Año Santo.
“Pongamos a prueba la esperanza”. Fue el desafío que lanzó en varias ocasiones el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello a cuantos se congregaron en el templo.
Este encargo del prelado se tradujo en una invitación a vivir este tiempo de gracia desde el interior, pero también de puertas para afuera con la mirada puesta en “aquellos que más lo precisan”.
Para ello, Argüello planteó a los católicos de Valladolid a ser “familia de familias” desde la comunión para “que aquellos que nos vean puedan decir: ¡Mira cómo se aman, mira cómo se respetan, mira cómo no se critican!”.
A la par, animó a todos a acudir al sacramento de la reconciliación. “¡No tengáis pereza!”, dejó caer, con el deseo de que “no se pueda decir que la puerta abierta de la misericordia no está abierta”.
Además de la basílica, Valladolid contará con otros dos templos jubilares: la catedral y la capilla del Centro Hospitalario Benito Menni. De hecho, en la homilía Argüello remarcó que este último emplazamiento va en sintonía con la propuesta lanzada por el Papa Francisco, que habla de una “tercera dimensión” de la esperanza, que pasa por llevar a un lugar donde “tantas veces se vive la probabilidad de la muerte”.