Buenos Aires: a 20 años de la masacre de Cromañón

El obispo Lozano afirmó que tanta vida arrebatada llegó de la mano de la corrupción, la inoperancia, la indolencia

Buenos Aires: a 20 años de la masacre de Cromañón

Este 30 de diciembre de 2004, jóvenes y adolescentes participaban de un recital del grupo Callejeros. Lamentablemente, por la irresponsabilidad de unos pocos, se prendieron bengalas en este espacio cerrado, y estalló la tragedia: 194 muertos y más de 1500 heridos.



En la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, se celebró -como todos los años- una misa en memoria de estas víctimas inocentes de la desidia. Presidió la Eucaristía, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, y concelebró el arzobispo de San Juan, Jorge Lozano.

Giro inesperado

La homilía la brindó el arzobispo sanjuanino quien comentó que tiene aun un brazalete que el padre de uno de esos jóvenes le entregó en el 2006, y lo acompaña desde ese entonces.

Sostuvo que hace 20 años la vida pegó un giro inesperado, un golpe para el cual uno no se prepara. “Tanta vida joven arrebatada por la muerte que llegó de la mano de la corrupción, la inoperancia, la indolencia”, aseveró. La respuesta espontánea e inmediata al dolor inexplicable fue la reunión en el ‘santuario’ en la plaza Once: silencio, abrazos, oraciones y diálogos como  “¿Vos quién sos? ¿De dónde venís? ¿A quién perdiste?”.

El arzobispo contó que poco a poco se fueron construyendo vínculos sanadores, espacios de encuentro y búsquedas.

Preguntas sin respuestas

Dijo que, muchas veces, les preguntan qué decirle a familiares y amigos de las víctimas. Lozano afirmó: “No se dice nada. Se hace. ¿Qué se hace? Estar, escuchar, abrazar, acompañar, caminar juntos. Bancarnos que no tenemos respuestas verbales para todo. Porque no siempre se trata de entender, sino de sostener en la vida”.

Compartió que otra pregunta frecuente es: “¿Dónde estaba Dios esa noche?”. Y respondió: “Él estaba en las víctimas. En los que volvieron a ingresar a rescatar a todos los que podían, tantas veces como les respondió el cuerpo, hasta dejar el último aliento de vida allí. Dios estuvo en quienes acudieron a asistir a los sobrevivientes”.

Agregó que Dios se pone del lado de los frágiles, los que tienen la vida rota. Está en ustedes cuando se construye un nosotros, o cuando dos o tres se reúnen en su nombre. Está en los abrazos y cuando compartimos el dolor y el camino; está abrazándonos a todos.

Resaltó que otras vidas fueron apareciendo: embarazos, niños en brazos, muchos otros caminando y rezando, porque cada niño que nace renueva en la esperanza, como el Niño Jesús, que viene frágil a iluminar nuestras tinieblas.

Finalmente, pidió sumar a la oración por los 194 de hace 20 años “a todos los jóvenes cuyas muertes se pudieron evitar, a los familiares y amigos que se han ido quedando en el camino. Sabemos que ellos están presentes, ahora y siempre”.

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