“Yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas”. Con el estribillo de la icónica canción, popularizada por el mexicano Tony Camargo, el cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, ha comenzado su mensaje de Fin de Año.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
El purpurado ha destacado que “a pesar de las dificultades” siempre hay que agradecer y poner la mirada en el futuro. Destacó la Cumbre de las Partes (COP16), foro mundial sobre el clima de la que Colombia fue organizadora.
En este evento la Iglesia tuvo protagonismo y “nos llevó a mirar nuestro país y la casa común con toda la biodiversidad que tiene”. En ello, todos “tenemos la gran responsabilidad en cuidar todas las especies y, sobre todo, los seres humanos”.
2025, año preelectoral
2025 será año preelectoral, donde líderes políticos comienzan la carrera por ocupar la presidencia. Por eso, el cardenal Rueda ha llamado a los colombianos – en especial a sus dirigentes – a ser responsables y fraternos.
“Digo de responsabilidad porque la política debe implicarnos a todos, jóvenes y adultos; porque la política es el servicio al bien común como lo enseña la doctrina social de la Iglesia”, sostuvo.
También ha recomendado que nadie “se sienta excluido” y “ser capaces de escuchar a quien piensa distinto”, por tanto, 2025 debe ser un año para “tejer relaciones de respeto” sin fracturas ni divisiones.
Las nuevas generaciones “necesitan una democracia consolidada” con un pueblo colombiano trabajando por la paz, la vida, la reconciliación y el desarrollo integral de todas las regiones.
Sinodal y esperanzada
El cardenal Rueda recordó también la segunda sesión del Sínodo 2021-2024, “allí caminamos como Iglesia los cinco continentes, aprendimos a escucharnos en los distintos idiomas y culturas”.
Por supuesto, ahora viene el reto – señaló Rueda – implementar el Sínodo “empezando por las parroquias, pero también por las familias” de tal manera que “no se convierta en un documento de estudio para la cabeza, sino en algo para el corazón”.
Asimismo ha indicado que “seremos corresponsables” del Jubileo de la esperanza. Aquí prima la diversidad de carismas y vocaciones “todos sintiéndonos como Iglesia, donde nos pedimos perdón y nos perdonamos porque nos reconocemos vasijas de barro”.