Dos años después de su muerte, el papa Benedicto XVI sigue dando todavía mucho de que hablar… y escribir. Por eso, y porque en 2027 celebraremos el centenario de su nacimiento, ya podemos disfrutar del primer volumen de la colección ‘Biblioteca Ratzinger’: ‘Benedicto XVI. El Papa de la razón’ (Editorial San Pablo). Más de 600 páginas en las que Pablo Blanco Sarto nos acerca al período en la vida del pontífice alemán comprendido entre 1927 y 1965, el que abarca desde la infancia en su Baviera natal hasta su participación en el Concilio Vaticano II, pasando por su etapa de formación. Un contexto histórico y geográfico que ayudará al lector a situar el pensamiento de nuestro protagonista y, así, “poder emitir un juicio más amplio y ponderado sobre su figura”, sostiene el profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra y Premio Ratzinger 2023.
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PREGUNTA.- ¿Cómo surge la idea de esta ‘Biblioteca Ratzinger’? La BAC ha editado ya las obras completas en castellano. ¿Ha llegado el momento de conocer más profundamente al hombre que hay detrás de esos escritos?
RESPUESTA.- Es necesario conocer el contexto para entender mejor el texto. En primer lugar, el histórico y geográfico: Ratzinger es un teólogo alemán, por lo que conocer algo de la historia, la cultura, la literatura, la filosofía y la teología en lengua alemana ayuda a poder entenderlo mejor. Con este propósito ha sido creada la colección ‘Biblioteca Ratzinger’.
Por otra parte, es cierto que –por las distintas obligaciones pastorales que tuvo a lo largo de su vida, incluido el papado– Ratzinger no pudo elaborar una síntesis de su pensamiento, como se precian los mejores teólogos alemanes. Parece que son escritos dispersos, de circunstancias, surgidos aquí y allá. Pero su pensamiento es orgánico y unitario, y conocerlo ayuda a situarnos en el contexto de su pensamiento.
P.- En 2019, publicó también en la Editorial San Pablo el voluminoso libro ‘Benedicto XVI’, que definía como una “biografía de las ideas” del papa emérito. Ahora presenta este proyecto, de cara al centenario de su nacimiento que se conmemorará en 2027, como una “biografía crítica”. ¿Qué ofrece esta nueva publicación respecto a la anterior?
Una idea más cabal
Ofrece mucha más documentación, también crítica, para poder emitir un juicio más amplio y ponderado sobre quién fue. La cercanía de su figura en el tiempo no nos permite hacernos una idea exacta de él, por lo que hace falta distanciarse un poco de los acontecimientos más inmediatos. Como la bibliografía aportada es cada vez más voluminosa, pienso que podemos empezar a hacernos una idea más cabal sobre su figura y su pensamiento.
P.- Se cumplen por estos días dos años de la muerte de Benedicto XVI. ¿Está haciendo la Iglesia todo lo necesario para mantener vivo su legado?
R.- Pienso que sí. Por un lado, está la publicación de sus obras reunidas –tal como reza el título original en alemán– en distintas lenguas, en castellano por parte de la BAC. Pero también otras editoriales siguen vendiendo sus títulos. Me parece que este es el mejor modo de mantener vivo su legado, pues sus obras siguen siendo leídas, sobre todo entre los más jóvenes. Por eso suelo repetir que lo mejor de Ratzinger está por venir.
Humilde y sabio
P.- ¿Qué lecciones de vida nos deja el Papa alemán a los creyentes del siglo XXI?
R.- Nos deja su obra, pero también su vida. Con ella mostró su disponibilidad, incluso cuando pensaba que no quería o no podía. También nos dejó, en mi opinión, un ejemplo de humildad, al asumir el rol que veía que Dios le iba dando. El papa Francisco ha dicho que Benedicto es un papa sabio: no solo un erudito o un intelectual, sino que adquirió el don de la sabiduría, que solo puede dar el Espíritu.
Pablo Blanco, profesor de teología en la Universidad de Navarra
P.- Su renuncia a la sede de Pedro dio la vuelta al mundo. Con la perspectiva que da el tiempo transcurrido desde entonces, ¿se interpretó debidamente su histórica decisión?
R.- Sorprendió a propios y extraños. Era difícil escuchar su vocecilla, cuando estaba todo el revuelo causado por la filtración de los documentos vaticanos, el llamado ‘Vatileaks’. Pero él repitió que era una decisión tomada “en conciencia” y “para el bien de la Iglesia”. La cronología nos explica ahora que era una decisión anterior a todos esos tristes acontecimientos, que probablemente influyeron en su ánimo. Pero prefiero quedarme con que fue una decisión tomada en frío. Ratzinger libró mil batallas y no fue de los que huyen ante el peligro…
