El cardenal Re en la misa exequial de Amato: “Un testigo de la fe hasta el final”

El papa Francisco acompañó la última recomendación y despedida del purpurado que fue prefecto para las Causas de los Santos

El cardenal Re en la misa exequial de Amato: “Un testigo de la fe hasta el final”

La Basílica de San Pedro ha acogido hoy la misa exequial del cardenal Angelo Amato, recordado por estar al frente de la Congregación para las Causas de los Santos. El cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, ofreció una homilía cargada de emotividad y reconocimiento al legado de un hombre cuya vida estuvo marcada por la fe, el servicio y la devoción a la Iglesia. El Papa Francisco presidió el rito de la última Commendatio y Valedictio, encomendando el alma del purpurado fallecido el 31 de diciembre, a los 86 años, al Dios de la vida y la esperanza.



Un hombre de fe y sabiduría

En su homilía, el cardenal Re describió al cardenal Amato como un hombre “rico en fe y humanidad”, cualidades que fueron el pilar de su vida religiosa y académica. Destacó su capacidad para afrontar los desafíos de la vida con una positividad innata, sin perder de vista su misión de servir a la Iglesia y al prójimo. Esta actitud, señaló, fue clave en la refundación de la Pontificia Academia Teológica, un proyecto impulsado por Juan Pablo II que Amato lideró con “sabiduría y dinamismo”.

El cardenal Re también destacó la firmeza doctrinal de Amato, cualidad que lo llevó a ser un referente en teología y cristología. Su capacidad de diálogo, especialmente entre teología y filosofía, permitió establecer puentes entre disciplinas y enriquecer el pensamiento teológico contemporáneo.

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Devoción a la Virgen y espiritualidad salesiana

El cardenal Re dedicó un espacio especial a reflexionar sobre la espiritualidad de Amato, profundamente marcada por su devoción a la Virgen María. “Hablaba con gusto de la Virgen, a quien dedicó numerosos estudios y reflexiones”, afirmó el decano. Esta devoción no era solo académica, sino que impregnaba su vida personal y espiritual, un aspecto que suscitaba admiración entre quienes lo conocían.

La espiritualidad de Amato, inspirada en don Bosco, se manifestaba en su alegría y en su cercanía con las personas, características que despertaban estima y simpatía. Según el cardenal Re, este carisma lo acompañó en cada etapa de su vida, desde su juventud en la escuela salesiana hasta su labor como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

El sufrimiento como testimonio de fe

En los últimos años de su vida, marcados por el sufrimiento físico, el lema episcopal de Amato, Sufficit gratia mea (“Mi gracia te basta”), adquirió un significado aún más profundo. El cardenal recordó cómo Amato enfrentó estos años con una actitud serena y confiada en la gracia de Dios, un testimonio elocuente de su fe y esperanza cristianas: “Su fe era un consuelo para él y para quienes lo rodeaban, especialmente en los momentos más difíciles”, señaló Re. Este testimonio de resiliencia y confianza fue una lección para quienes compartieron su camino.

Para cerrar su homilía, reflexionó sobre la esperanza cristiana, un tema central en la vida y obra del cardenal fallecido. “La muerte, para el creyente, no es el final, sino el paso a la vida plena en Dios”, afirmó. Esta perspectiva, que impregnó la vida de Amato, se refleja en su legado espiritual y en su contribución al pensamiento teológico. La esperanza “llena de inmortalidad” que profesó Amato no solo guió su peregrinación terrenal, sino que también inspiró a aquellos que lo conocieron y trabajaron junto a él. Según el decano, esta esperanza es el verdadero consuelo para quienes lo despiden y para la Iglesia, que agradece su servicio generoso y fecundo.

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