Antonio Botana: caminar juntos “para bien del mundo”

  • Este hermano de La Salle ha sido merecedor del Premio Carisma a la Misión Compartida de la CONFER
  • Un referente teológico y pastoral sobre la imprescindible corresponsabilidad entre religiosos y laicos, entre laicos y religiosos
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V Premios Carisma de la CONFER. Antonio Botana

Cuando uno tiende a imaginar a un profeta, parece inevitable imaginarlo como alguien de discurso altisonante, que grita en medio de foro mensajes con un tono pseudoapocalípitco para resultar certero en sus proclamas. No busquen en esta categoría inventada a Antonio Botana. Porque los profetas que saben mirar más allá al estilo de Jesús de Nazaret son aquellos que sin hacer ruido a golpe de decibelios saben generar una sana provocación con la sabiduría de sus palabras.



En términos bergoglianos, así es como “hace lío” este hermano de La Salle, que es el hombre de referencia en lo que a la reflexión teológica y pastoral se refiere sobre la imprescindible corresponsabilidad entre religiosos y laicos, entre laicos y religiosos. Y no solo eso. Botana acompaña y alienta a no pocas congregaciones que han dado un paso al frente, convencidas de que el carisma no es propiedad de una toca o de un hábito, sino que es un don regalado para todos, para configurar familias que sepan ser signo del Reino en medio del Mundo. Para él, una familia carismática es “una criatura nueva” que se está creando, no está inventado: “No es integrarse nadie en el lugar de nadie, sino integrarnos juntos”.

Por eso fue merecedor del Premio Carisma a la Misión Compartida, cuando la CONFER cumple diez años desde que se pusiera en marcha la estructura necesaria para un proceso que ya se viene labrando desde hace décadas. “Somos cada vez más los que nos empeñamos en hacer realidad lo que Francisco ha propuesto como lema para esta Iglesia sinodal: caminar juntos a la luz del Espíritu compartiendo nuestros carismas”, expuso este gallego nacido en 1950 y perteneciente a los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

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Justo después, añadió que “a medida que lo hacemos, nos damos cuenta de cómo nos enriquecemos y, cómo juntos vamos realizando esta misión que compartimos para bien de la Iglesia y, desde la Iglesia para bien del mundo”. “A algunos nos toca poner palabras, a muchos les toca poner la vida. Y es la vida la que merece la pena, la que va por delante, porque las palabras valen tanto en cuanto reflejan e impulsan la vida, en ese intento estamos”, remató en su alusión tras recoger el galardón de manos de Marina Panera, responsable del área de Misión Compartida de la CONFER.

El propio Botana ha aterrizado sus reflexiones en lo cotidiano impulsando y materializando en la familia lasaliana esta apuesta por fortalecer los lazos de acercamiento entre laicos y religiosos, el mutuo conocimiento, la comunicación de la experiencia y la celebración de la fe. Y, por supuesto, compartiendo la vida para compartir la misión.

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