El obispo de Córdoba ha sido el último en manifestarse ante la polémica del escarnio público contra los católicos durante las campanadas de la televisión pública. Al respecto de la imagen blasfema del Sagrado Corazón en forma de vaquilla, Mons. Demetrio Fernández, ha expresado en su carta semanal, su “reprobación más absoluta a actos como este, que traspasan todas las barreras del respeto mutuo, de la convivencia democrática y de la vergüenza humana”. Señaló además que estas agresiones no son hechos aislados: “Son actos que se repiten con cierta frecuencia en este mundo occidental de hondas raíces cristianas, por parte de los que quieren arrancar tales raíces”.
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Más allá de la reacción inmediata
“La indignación frente a este tipo de hechos es comprensible y legítima, pero como cristianos estamos llamados a ir más allá de la reacción inmediata”. El propio monseñor Fernández reconoció la dificultad de enfrentar estos ataques con una actitud serena: “Entiendo a los que protestan, al verse ofendidos y atacados en sus sentimientos más hondos. La reacción natural es la de devolver ataque con ataque, insulto con insulto, y de esta manera no arreglamos nada”.
En este sentido, el obispo invitó a los fieles a una reflexión más profunda: “En el núcleo del mensaje evangélico se encuentra la enseñanza de Jesús: ‘Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian’ (Lc 6, 27-35). Es esta actitud, aunque parezca pasiva o conformista, la que tiene el poder de cambiar verdaderamente el mundo”.
La fuerza transformadora del amor cristiano
La invitación a responder con amor y perdón no es, como recordó el obispo, una señal de debilidad, sino de fortaleza espiritual: “Jesús no solo predicó este amor, sino que lo vivió plenamente al perdonar desde la cruz a quienes lo crucificaban: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’. Esta actitud no es una resignación, sino la demostración del poder redentor del amor que viene de Dios”. El obispo destacó que esta capacidad de perdón, presente en Cristo y en los mártires, es una de las mayores fortalezas del cristianismo: “Quienes adoptan esta actitud ponen en acto uno de los resortes más potentes del corazón humano. No se dejan llevar por la inercia reactiva de devolver mal por mal, sino que responden con una novedad que solo puede venir de lo alto”.
Una llamada a reparar desde el amor
Mons. Demetrio Fernández también señaló que este tipo de ataques, dirigidos principalmente contra los cristianos, reflejan una realidad dolorosa: “A veces se oye que no serían capaces de lanzar estos insultos a otros colectivos o religiones. Claro que no. La reacción sería de tal calibre que nadie se atreve ni siquiera a intentarlo. Pero saben que los cristianos, aunque no todos, tienen la capacidad de responder como Cristo: con amor y perdón“.
En lugar de caer en la desesperación o el rencor, monseñor Fernández instó a los fieles a vivir este momento como una oportunidad para demostrar la fuerza del amor cristiano: “Ante estos hechos que lamentamos y reprobamos, sólo le cabe a un cristiano amar más, amar de otra manera, reparar la ofensa y sanar las heridas de donde salen esos insultos con un amor que no brota de la carne ni de la sangre, sino de Dios”.
La Navidad, recordó el obispo, es un tiempo especialmente propicio para este llamado al amor y al perdón: “Es en este momento de celebración del Amor encarnado donde debemos ser testigos vivos de ese amor que transforma y redime. Solo así podremos sanar las heridas más profundas del mundo”.