Con una Roma cubierta por la lluvia, el papa Francisco hizo un llamamiento hoy a la humanidad para abrir “ventanas luminosas de cercanía a quien sufre, de perdón, de compasión y de reconciliación”. Fue la reflexión que lanzó en el marco del rezo del ángelus que dirigió desde el ventanal del palacio apostólico del Vaticano.
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En la antesala de la fiesta de la Epifanía, el Pontífice explicó cómo el Evangelio del día presenta a Jesús como “la luz que brilla en las tinieblas”. El Obispo de Roma apuntó que hoy también se presenta “abriendo también en las noches más oscuras de la humanidad ventanas de luz que la oscuridad no puede cubrir”.
Situaciones complicadas
Al hilo de esta meditación, denunció que vivimos “un tiempo como el nuestro, donde hay tanta necesidad de luz, de esperanza y de paz, donde los hombres a veces crean situaciones tan complicadas que parece imposible salir de ellas”.
“Dios no se detiene nunca: encuentra miles de modos para llegar a todos y a cada uno de nosotros, allá donde nos encontremos, sin cálculos y sin condiciones”, subrayó Francisco.
Diferentes contextos
Siguiendo su ejemplo, el Papa instó a los católicos a “imitar al Dios del amor, abriendo destellos de luz donde podamos, con cualquiera que nos encontremos, en todos los contextos: familiar, social, internacional”.
Para ello, animó a los presentes a ser “mensajeros de esperanza con simples pero concretos ‘sí’ a la vida, con elecciones que aporten vida”. “Hagámoslo todos: ¡es este el camino de la salvación!”, enfatizó.
El amor de Dios
Y como suele ser habitual en estas reflexiones dominicales, lanzó unas preguntas a su auditorio abierto a modo de deberes: “¿En qué modo puedo abrir una ventana de luz en mi ambiente y en mis relaciones? ¿Dónde puedo ser un resquicio que deje pasar el amor de Dios?”.
Una vez culminada la oración mariana, el Pontífice reiteró su llamamiento constante por la paz, poniendo la mirada en Ucrania, Palestina, Israel, Siria, Sudán, Líbano y Myanmar. “Que la comunidad internacional actúe con firmeza para que se respete el derecho humanitario en los conflictos”, exhortó el Papa, que además deseó que la ciudadanía pueda “volver a las escuelas, a los hospitales y a sus trabajos”. “La guerra siempre es una derrota”, remarcó.