Su aclamada ‘Biografía del silencio’, con más 300.000 ejemplares vendidos, no solo se ha convertido en todo un fenómeno editorial, sino que fue el escaparate desde el que Pablo d’Ors (Madrid, 1963) se asomó al gran público hace más de una década cosechando su unánime reconocimiento. Al año siguiente, nos regalaría ‘El olvido de sí’, su particular homenaje a Carlos de Foucauld, de quien se siente hijo espiritual.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Más recientemente, con su ‘Biografía de la luz’, buscaría “acompañar y ayudar a aquellos que están en búsqueda espiritual a dejarse encontrar por el Señor y a dejar que el Evangelio siga siendo una guía que ayude ‘para aprender a saber quiénes somos y tener el coraje de vivir de otra manera’”, como le agradecía por carta el mismísimo papa Francisco tras recibir un ejemplar del libro.
Por todo lo que ello significa, pues, “por su contribución al diálogo entre fe y cultura y por cautivar a los lectores” con estas y otras obras, el sacerdote, teólogo y escritor recibió el Premio Carisma, en su categoría de Fe y Cultura, que concede la CONFER.
Una misión extraordinaria
Una distinción que el también consejero del Pontificio Consejo de la Cultura agradeció “de corazón”, no sin antes confesar ante el auditorio: “Salvando todas las distancias [respecto a Gandhi y su pretensión de que millones de indios practicasen la no violencia], debo deciros que no soy un hombre extraordinario, aunque sí tengo una misión extraordinaria: he aprendido y sigo aprendiendo de mis maestros, tengo la humildad para aprender de mis muchos errores, y tengo la pretensión –no menos ambiciosa– de que toda la Iglesia católica haga silencio”.
Nacido en el seno de una familia de artistas –es nieto del ensayista y crítico de arte Eugenio d’Ors, e hijo de una filóloga y de un médico dibujante–, tras graduarse en Nueva York y estudiar Filosofía y Teología en Roma, Praga y Viena –donde se especializó en germanística–, se doctoró en Roma en 1996 bajo la dirección del monje y teólogo Elmar Salmann. Tras conocer al jesuita Franz Jalics, en 2014 funda la red de meditadores ‘Amigos del Desierto’, a la que acompaña y anima en retiros y seminarios, así como ‘Tabor’, un proyecto de monacato secular.
Y es que, como reconoció tras recoger el galardón, “el problema fundamental de nuestra Iglesia es espiritual”. Por eso concluyó con este anuncio: “Quiero invertir mi vida en que el silencio y la espiritualidad entren de manera preferente en todos los planes pastorales y en el mundo de la cultura. Os pediré ayuda, ya os lo advierto”.