El regalo amargo de Francisco en el Día de Reyes para los “sacerdotes y teólogos que no se mueven de sus cátedras”

En el ángelus de la Epifanía, el Papa insta a los católicos a no “permanecer cerrados e insensibles a la presencia de Jesús”

El papa Francisco, durante el ángelus en la Navidad de 2024

El papa Francisco puso un examen esta mañana a cuantos se acercaron a rezar el rezo del ángelus en la plaza de San Pedro. “¿Nos parecemos más a los pastores, que van de prisa a la gruta aquella noche, y a los Magos de Oriente, que parten confiadamente en busca del Hijo de Dios hecho hombre? ¿O somos más como aquellos que, aunque físicamente muy cerca de Él, no abren las puertas de su corazón y de su vida, y permanecen cerrados e insensibles a la presencia de Jesús?”.



Esta fue la pregunta que lanzó a los presentes en el ágora vaticana durante el rezo mariano en la solemnidad de la Epifanía, que en España se conoce popularmente como el Día de Reyes. En su alocución, Jorge Mario Bergoglio, recordó que los sabios de Oriente fueron capaces de ponerse en camino desde lejos y con dificultades frente a los sacerdotes y teólogos de Jerusalén que “interpretan correctamente las Sagradas Escrituras y dan indicaciones a los Magos sobre dónde encontrar al Mesías, pero no se mueven de sus ‘cátedras’”.

Pequeño y necesitado

“Dios vino a nuestro encuentro, salvó por amor toda la inmensa distancia que lo separaba de nosotros, fue ‘nacido de mujer’, pequeño y necesitado de todo”, reflexionó en voz alta el Pontífice, para interpelar de nuevo a sus interlocutores: “¿Y nosotros? ¿Salimos a su encuentro, intentamos conocerlo, o seguimos nuestro camino, como si nada?”.

“Pidamos a la Virgen María que nos ayude para que, imitando a los pastores y a los Magos, sepamos reconocer a Jesús cerca de nosotros, en la Eucaristía, en los pobres, en los abandonados, en los encarcelados”, imploró Francisco. Es más, invitó a los presentes a dar  “un poco de nuestro tiempo y de nuestras energías a Dios y al prójimo” para que  “podamos encontrar consuelo consolando, podamos encontrar alivio aliviando, podamos encontrar sentido a nuestra existencia convirtiéndonos en signo de esperanza para quienes encontremos”.

Es más, incluso recordó de forma espontánea la historia no contrastada de un cuarto rey mago, que habría emprendido la peregrinación hacia Belén, pero que llegó a Jerusalén en tiempos de la crucifixión de Jesús, “porque se detuvo en el camino para ayudar a todos los necesitados, dando preciosos dones para todos ellos”.

Al final la oración, el Papa recordó que hoy se celebra la Jornada Mundial de la Infancia Misionera: “Saludo a todos los misioneros del mundo entero”. También tuvo presente a los cristianos de Oriente que mañana celebran la Navidad y una vez más llamó a la comunidad internacional a comprometerse por la paz, especialmente en “la martiriza Ucrania, Gaza, Israel y Myanmar”.

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