El papa Francisco propone reformar la ONU: “Ya no parece garantizar la paz y la lucha contra el hambre”

  • En la tradicional recepción al cuerpo diplomático, el Pontífice reivindica la diplomacia de la verdad y la esperanza frente a “la amenaza de una guerra mundial”
  • Jorge Mario Bergoglio no pudo leer el discurso por el resfriado que arrastra

Audiencia del papa Francisco al Cuerpo Diplomático de la Santa Sede (fuente: Vatican Media)

Jorge Mario Bergoglio recibió este jueves, 9 de enero, en Audiencia a los representantes acreditados del Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede con motivo del inicio del ejercicio. En su discurso, abogó por favorecer el diálogo con todos los interlocutores de los conflictos, “incluidos los que se consideran más incómodos o no se estiman legítimos para negociar, frente a la amenaza cada vez mayor de una guerra mundial, para romper las cadenas de odio y venganza que aprisionan y para desactivar las bombas del egoísmo, el orgullo y la soberbia humanas, que son la razón de la voluntad beligerante que destruye”.



Debido al resfriado que arrastra el Papa, el oficial de la Secretaría de Estado, Filippo Ciampanelli, leyó el tradicional saludo por el inicio del año En su alocución, el pontífice hizo un friso de la situación internacional, alertando de un mundo que “se encuentra azotado por numerosos conflictos, pequeños y grandes, más o menos conocidos, y también por la persistencia de execrables actos de terror, como los ocurridos en Magdeburgo o Nueva Orleans, así como los atentados al presidente de Eslovaquia y al presidente electo de Estados Unidos. Recordó los conflictos de Ucrania, Gaza, Sudán, Mozambique, la República Democrática del Congo, el cuerno de África y Myanmar. También, en Haití, Venezuela, Bolivia, Colombia y Nicaragua. El papa espetó que no existe verdadera paz si no viene acompañada de libertad religiosa. Reclamó el cese de las persecuciones a cristianos, de las manifestaciones antisemitas.

En este sentido, planteó que el clima de inseguridad impulsa a erigir barreras y trazar nuevas fronteras porque se considera que la diversidad es motivo de sospecha. Mientras tanto, otras divisiones permanecen firmes, separando familias y ciudades, como en Chipre o Corea, cuando deberían, según Francisco, fomentarse relaciones de contigüidad y el cumplimiento del derecho humanitario internacional.

Georgios Pulides, decano del Cuerpo Diplomático de la Santa Sede, en su discurso ante el papa

Georgios Pulides, decano del Cuerpo Diplomático de la Santa Sede, en su discurso ante el papa Francisco (fuente: Vatican Media)

Cambios en el orden internacional

Entre sus múltiples reflexiones, y en clara referencia a las Naciones Unidas, Francisco apuntó que las instituciones multilaterales creadas tras la segunda guerra mundial “ya no parecen capaces de garantizar la paz y la estabilidad, la lucha contra el hambre y el desarrollo para los cuales habían sido creadas, ni de responder de manera verdaderamente eficaz a los nuevos desafíos del siglo XXI, como las cuestiones ambientales, de salud pública, culturales y sociales. Muchas de ellas necesitan ser reformadas, teniendo presente que cualquier reforma debe basarse en principios de subsidiariedad, solidaridad y en el respeto de una soberanía paritaria de los estados”.

Puso en valor la política como la más alta forma de caridad y su extensión en la diplomacia, tal y como se ha demostrado en sus viajes oficiales a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental, Singapur, Bélgica, Luxemburgo, Córcega, Verona, Venecia y Trieste. Asimismo, los encuentros en 2024 con 30 jefes de estado, el acuerdo provisional con la República Popular China sobre el nombramiento de obispos, la firma del segundo protocolo adicional al acuerdo entre la Santa Sede con Burkina Faso y el Acuerdo con la República Checa. Invitó a los cristianos a contribuir en la recuperación de Siria y Líbano.

Abogó por hablar una lengua común clara, sencilla y concordada para el fomento de un multilateralismo fuerte y eficaz. En ese sentido, se reafirmó en la condonación de deudas de los países pobres y se mostró preocupado por la instrumentalización de los tratados, a modo de “colonización ideológica”, “para llevar adelante ideologías que dividen, que pisotean los valores y la fe de los pueblos”. “Se trata de una mentalidad que, presumiendo de haber superado aquellas que considera las páginas oscuras de la historia, deja espacio a la cultura de la cancelación, se concentra en los derechos de los individuos, descuidando los deberes con respecto a los demás, en particular de los más débiles y frágiles”.

Monadología y Like-minded clubs

Bergoglio defendió recuperar el espíritu de cooperación alcanzado en la Declaración de Helsinki de 1975, del que la Santa Sede fue miembro fundador. Avanzó que, frente a este diálogo, existe riesgo de una monadología y fragmentación en like-minded clubs, que sólo dejan entrar a quienes piensan del mismo modo. Por otra parte, pidió utilizar el dinero destinado a la producción de armas para erradicar el hambre y la pobreza a través de un fondo mundial.

Audiencia del papa Francisco al Cuerpo Diplomático de la Santa Sede (fuente: Vatican Media)

Audiencia del papa Francisco al Cuerpo Diplomático de la Santa Sede (fuente: Vatican Media)

Denunció la esclavitud laboral que convierte esta actividad en el fin de la existencia, y las condiciones de trabajo inhumanas que impiden la autorrealización de la persona. También atacó la toxicomanía, el narcotráfico y el tráfico de seres humanos. Reivindicó a los representantes de las naciones asistentes conocer las causas profundas y hacerse cargo de los migrantes cuyos desplazamientos “están todavía cubiertos por una nube oscura de desconfianza, en vez de ser consideradas una fuente de crecimiento. Se considera a las personas en movimiento sólo como un problema que se debe gestionar. Estas personas no pueden ser asimiladas a objetos que se deben colocar, sino que tienen una dignidad y recurso que pueden ofrecer a los demás”, continuó.

A nivel ambiental, recordó que “cada uno de nosotros debe sentirse responsable de algún modo por la devastación a la que está sometida nuestra casa común“. Explicó que la naturaleza parece rebelarse ante la acción del hombre. En este sentido, tuvo palabras de recuerdo para las comunidades afectadas por desastres naturales como las inundaciones en las provincias levantinas españolas y Centro Europa, y los territorios devastados por ciclones en Madagascar, Mayotte y Mozambique.

Los riesgos de la tecnología

Se mostró preocupado por la polarización política y social en varios países, agravada por la difusión de noticias que “suscitan falsas percepciones de la realidad y generan un clima de sospecha que fomenta el odio, perjudica la seguridad de las personas y compromete la convivencia civil y la estabilidad de las naciones”. Respecto a los nuevos medios de comunicación y la inteligencia artificial, refirió que son usados abusivamente como medios de manipulación de la conciencia con fines económicos, políticos e ideológicos. También reiteró su llamamiento para el fin de la pena de muerte en todas las naciones del mundo.

Del mismo modo, la tecnología (en la que incluyó las redes sociales y los videojuegos) puede contribuir a la polarización, la restricción de las perspectivas mentales, la simplificación de la realidad, el riesgo de abusos, la ansiedad y el aislamiento. En tanto en cuanto los nuevos algoritmos informáticos, se centró en sus riesgos para la propiedad intelectual, la seguridad del trabajo, el respeto de la privacidad y la protección del medio ambiente. Estos elementos, a su juicio, amenazan con trastocar los valores, la alfabetización y la transmisión de cultura de los padres.

Criticó la tendencia del ser humano en crear su propia verdad ignorando la objetividad de lo verdadero, incrementadas por los modernos medios de comunicación y la inteligencia artificial, así como la presunción de la autosuficiencia que impide descubrir al hombre que “es pobre y necesita a alguien que lo rescate de su propia miseria” y de las catástrofes espirituales y materiales que lo azotan. A pesar del desarrollo de las soledades, incidió en la soledad y la pérdida de los individuos, que prefieren “con frecuencia tener animales domésticos en vez de hijos”. Mostró su total oposición al derecho al aborto (“contradice los derechos humanos”) y a la eutanasia (“ningún anciano o enfermo puede ser privado de esperanza o ser descartado”).

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