En un emotivo encuentro en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco recibió esta mañana a un grupo de niños pacientes de la Clínica de Oncología y Hematología Pediátrica de Wroclaw, Polonia. Los pequeños viajaron a Roma con motivo del Jubileo, acompañados por sus familias y el personal médico, para compartir un mensaje de esperanza.
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“Son valientes y testigos de esperanza”
Durante la audiencia, el Pontífice expresó su alegría por la visita de los niños, a quienes calificó como “valientes” y “testigos de esperanza”. “¡Gracias por venir!”, dijo Francisco. “Su valentía y alegría, a pesar de las dificultades, son un signo de esperanza para sus compañeros y para nosotros los adultos ”. El Papa aprovechó la ocasión para recordar que el Año Jubilar es un tiempo en el que Dios concede gracias especiales y aseguró a los niños que su presencia en Roma tiene un profundo significado espiritual.
Francisco dirigió palabras llenas de consuelo a los pequeños, resaltando la presencia de Jesús en sus vidas: “Estoy seguro de que Jesús está presente en ustedes… ¡y donde está Él, hay esperanza que no defrauda! Jesús tomó sobre sí nuestro sufrimiento por amor, y también nosotros podemos unirnos a Él cuando sufrimos”.
El Papa enfatizó que la amistad con Jesús es una fuente de fortaleza, tanto en las alegrías como en los momentos de dolor. También destacó la importancia del apoyo de las familias y el personal médico, quienes, con amor y dedicación, trabajan para mejorar la vida de los niños: “La amable y tierna sonrisa de los médicos, enfermeras y fisioterapeutas refleja el amor de Jesús y les ayuda a mantener sus sueños y esperanzas vivas”.
Ejemplo de esperanza
El Pontífice pidió a los niños que no sólo reciban consuelo, sino que también se conviertan en fuente de esperanza para otros. En un gesto de profunda solidaridad, les solicitó rezar por los niños que, en contextos de guerra o pobreza, no tienen acceso a medicamentos, hospitales o tratamientos adecuados: “Recen conmigo por esos niños – ¡desgraciadamente son muchos! – que no tienen posibilidad de tratamiento. Están enfermos, heridos, y no hay médicos ni enfermeras para atenderlos. ¡Acordémonos de ellos, estamos cerca de ellos!”.
Francisco también les animó a que ofrezcan sus oraciones y sufrimientos por las intenciones del Papa y por el servicio a la Iglesia: “Yo también los llamo amigos: ¡Son amigos! Y quisiera pedirles que me ayuden a servir a la Iglesia. ¿Cómo? Ofreciendo a veces sus oraciones y sus sufrimientos por mis intenciones”.
La audiencia concluyó con palabras de gratitud y ánimo por parte del Papa, quien aseguró a los niños y sus familias su cercanía espiritual. En sus palabras, Francisco reiteró la importancia de la solidaridad y la oración como herramientas poderosas para enfrentar las adversidades y generar esperanza en un mundo marcado por el sufrimiento. “Que sus vidas sean un testimonio de esperanza para todos”, concluyó el Pontífice, pidiendo finalmente que no se olviden de rezar por él.