Fernando Ramón: “No estamos en un régimen de cristiandad ni podemos tirar de una pastoral de conservación”

El nuevo obispo auxiliar de Valencia reflexiona para ‘Vida Nueva’ sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia hoy

El obispo auxiliar de Valencia, Fernando Ramón Casas

Fernando Ramón Casas ha tenido que dejar a un lado las clases de Antiguo Testamento en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de la Universidad Católica de Valencia, de la misma manera que la dirección de la Academia de Lenguas Bíblicas, Clásicas y Orientales de la misma facultad. A partir de este mediodía será oficialmente obispo auxiliar de Valencia, junto a Arturo Javier García. La ordenación episcopal tendrá lugar en la Seo a partir de las once de la mañana y será presidida por el arzobispo Enrique Benavent.



PREGUNTA.- Una de las últimas clases que impartió en la facultad se centraba en la figura de Abraham. ¿Qué tiene que aprender de él como nuevo obispo auxiliar de Valencia?

RESPUESTA.-El ‘sal de tu tierra’.  Yo acababa de cambiar de vida, entre comillas, porque dejé de ser rector del seminario en septiembre y estaba iniciando una nueva etapa en mi ministerio, como vicario episcopal en una de las zonas más grandes y más bonitas de la diócesis. De repente, el Señor te pide que salgas de dónde estás y que vayas a donde Él te quiere llevar.

P.- ¿Ni por asomo se olía que estaba a punto de caer una mitra?

R.- Yo sinceramente pensaba que no. En otros momentos, tal vez me han mareado más con esta cuestión, pero después de que Don Enrique Benavent me nombrara vicario episcopal entendí que las cosas irían por otro lado. Sinceramente, estaba muy tranquilo.

Con las botas puestas

Su designación llega en la resaca de la DANA. ¿Una llamada a ser un obispo con las botas puestas?

R.- El día la publicación del nombramiento, en mi intervención quise hacer alusión a la tragedia. Somos obispos auxiliares en un momento de especial dolor en muchas personas, familias, parroquias… Y eso nos obliga todavía más a estar siempre cerca de los que sufren, a asumirlo con una mayor responsabilidad para llevar esperanza y un poco de ánimo a tantas personas que están en un momento de desorientación, a quienes que dicen no saben por dónde empezar su vida cuando se han quedado sin nada…  Además, hay que reforzar a tantas personas que quieren tirar para adelante y salir. Ahí estamos nosotros, acompañando a unos y a otros.

P.- ¿La Iglesia valenciana ha echado el resto para salir al rescate?

R.- Yo creo que sí. Desde el momento en el que aseguramos que los sacerdotes estaban bien, nos pusimos manos a la obra para analizar los daños a los templos y las casas de los curas, que en algunos han sido cuantiosos. Se dio rienda suelta a una oleada de solidaridad, especialmente entre la gente joven. Hay muchos grupos de parroquias que inmediatamente se han puesto al servicio de otras, los seminaristas se han volcado en la limpieza y en el reparto de ayuda. Toda la Iglesia está poniendo de su parte para volver a la normalidad de la mano de Cáritas Diocesana y de las vicarías. Ha habido mucha colaboración y coordinación a la hora de poner en marcha todo este despliegue.

Abanderando la solidaridad

P.- ¿Tachamos aquello de la ‘generación de cristal’?

R.- Por supuesto. Puede que hay personas de cristal en esta generación, pero calificarla a toda ella de cristal no me parece justo. Hemos visto que han estado ahí, abanderando la solidaridad.

P.- ¿Impone ser obispo auxiliar de una de las metrópolis más grandes de Europa y de España, como es Valencia?

R.- Sí, siento el peso de esta responsabilidad como algo que me supera, evidentemente, y confío mucho en la gracia y en la colaboración de tantas personas, sacerdotes, laicos, religiosos, que me están manifestando su cercanía, su oración por este ministerio. Es verdad que a la Iglesia de Valencia la conozco y la quiero mucho porque es mi madre y me siento estrechísimamente vinculada a ella. Espero poder estar a la altura de servirla.

Pastoral de anuncio

P.- ¿Qué echa de menos en los obispos como sacerdote que ahora intentará paliar?

R.- A veces se dice que se echa de menos un poco más de cierta parresía, cierto arrojo en las tareas de la nueva evangelización. Ya no estamos en un régimen de cristiandad ni podemos tirar de una pastoral de conservación. Se hace necesaria una pastoral de anuncio, de propuesta, lo que exige un cambio de lengua y actitudes por nuestra parte. En cualquier caso, creo que la mayoría de los obispos, si no todos, están en esta línea.

El obispo auxiliar de Valencia, Fernando Ramón Casas

P.- ¿Cómo tiene que ser ese obispo con olor a oveja que pide Francisco?

R.- El olor oveja se solo se puede obtener por la cercanía de las ovejas, es decir, estando cerca de aquellos a los que tenemos que acompañar y cuidar, acompañando, sobre todo, en primer lugar, a los sacerdotes, que son los que necesitan muy mucho, esa presencia cercana del pastor que les apoye, que les acompañe, que les ayude. También hay que estar con los laicos de las parroquias, que también son personas muy entregadas y comprometidas con la pastoral. Cada vez tenemos menos laicos de misa dominical y más comunidades cristianas vivas.

P.- ¿Cómo se materializa la sinodalidad con los laicos?

R.- Es una cuestión sobre todo de sensibilidad y de escucha, de tener capacidad de de escuchar a todos los que tienen una palabra que decirnos y compartir esa palabra que Espíritu para que nos ilumine a todos. Frente a una Iglesia un poco jerárquica donde la escucha viene de arriba abajo, el Papa nos pide que escuchemos de abajo para arriba. Ahí estamos, no atentos a cualquier palabra que pueda ser iluminadora.

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