La Iglesia de Italia abre la puerta de los seminarios a los homosexuales. Así al menos se deduce de las nuevas directrices aprobadas por la Conferencia Episcopal Italiana y publicadas este 1 de enero sobre las admisión de candidatos al sacerdocio. Y no solo cuentan con el visto bueno de los obispos italianos, sino que además cada uno de los puntos del texto han sido revisados y avalados por el Dicasterio para el Clero, esto es, por la Santa Sede.
En el documento, se subraya explícitamente “en el proceso de formación, cuando se haga referencia a tendencias homosexuales” es “conveniente no reducir el discernimiento sólo a este aspecto”.
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El criterio para iniciar el proceso de formación será el mismo que para los heterosexuales: “una orientación a la vida célibe”. “El objetivo de la formación del candidato al sacerdocio en el ámbito afectivo-sexual es la capacidad de acoger como un don, elegir libremente y vivir responsablemente la castidad en el celibato”, expone el documento.
No practicar
En estos criterios de selección, se subraya que “la Iglesia, aun respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el Seminario y en las Sagradas Órdenes a quienes practican la homosexualidad”. Pero, de la misma manera, tampoco podría ser ordenado un sacerdote por el rito latino que mantiene relaciones sexuales con mujeres.
La instrucción del Dicasterio del Clero que fue aprobada por Benedicto XVI y confirmada por el papa Francisco en 2016, además de vetar a quienes practiquen la homosexualidad, también cierran la puerta a quienes “tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada cultura gay”.
Estabilidad psicológica
Más allá de este punto, la guía de admisión también aborda otros criterios como el hecho de que no se hayan visto implicados en casos de abusos o que cuenten con una estabilidad desde el punto de vista psicológico.
Tal y como recomienda Roma, los obispos italianos también instan a los seminarios diocesanos a incorporar a mujeres en el proceso de formación.