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Universidades jesuitas de América Latina, preocupadas por “detención arbitraria” de Carlos Correa, activista de derechos humanos en Venezuela

Denuncian que el defensor de derechos humanos fue interceptado por personas encapuchadas, presuntamente miembros de organismos de seguridad





Desde que fue apresado por grupos parapoliciales este 7 de enero – tres días antes de la ilegal toma de posesión de Nicolás Maduro – no se sabe nada de Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público y reconocido defensor de derechos humanos.



Por ello, el Observatorio Observatorio para la Democracia en América Latina de la Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) rechazó la detención y desaparición forzada del defensor venezolano.

Informaron que Correa fue interceptado por personas encapuchadas, presuntamente miembros de organismos de seguridad, y forzado a abordar un vehículo con rumbo desconocido.

Desde entonces, sus familiares, amigos y compañeros defensores de derechos humanos, desconocen su paradero.

¿Quién es Carlos Correa?

Carlos Correa es uno de los más conocidos y reputados activistas de la sociedad civil venezolana. Por décadas ha sido portavoz de organizaciones de protección y promoción de la libertad de expresión y de los derechos de los profesionales del periodismo.

Además de dirigir ONG Espacio Público, coordina y colabora con la organización de derechos humanos PROVEA y el Colegio Nacional de Periodistas.

Desde la AUSJAL mencionaron que “en su muy dilatada y políticamente independiente labor de investigación, reporte y denuncia de violaciones a los derechos humanos, siempre ha actuado en apego a las leyes y a los hechos”.

Es un profesional que “actúa con un profundo respeto a la constitución y con la búsqueda de soluciones pacíficas y democráticas a los problemas de su país”.

Garantizar derechos

Piquete de la Policía Nacional Bolivaiana. Foto: Provea

A la detención arbitraria de Correa se suma a cientos presentadas en los tres últimos días. Cuerpos parapoliciales y colectivos armados andan causando terror entre la población, en especial, líderes políticos y periodistas.

El único delito que se les imputa: estar en desacuerdo con el régimen chavista y “pacíficamente han demandado el respeto a sus derechos políticos y sociales”.

El caso de Correa engrosa la lista de defensores que la dictadura chavista tiene bajo su poder, por eso, los jesuitas exigen que “su paradero sea notificado a sus familiares y defensores, que se le permita entrar en contacto con ellos y que sus derechos sean plenamente garantizados por las autoridades venezolanas”.

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